Nunca es tarde para olvidar. Digo…aprender

Educación escolar

La educación es un gran campo dominado por el binomio enseñanza-aprendizaje, en el que interactúan varios agentes. Entre ambos componentes existe un espacio común donde ambos se encuentran, nutren e interrelacionan.

En el campo educativo podríamos hablar de la relación alumno – profesor. Al hablar de ellos se suele pensar que la función de uno (el alumno) es exclusivamente aprender y la del otro (el profesor) exclusivamente enseñar, pero la relación entre ambos va mucho más allá. Aunque muchas veces no somos conscientes, realmente alrededor de ellos también podemos encontrar multitud de variables que influyen y que se relacionan de una u otra manera con otros círculos sociales y de aprendizaje.

Uno de los aspectos que nos preocupa en mayor grado actualmente, dentro del sistema educativo reglado, son las pocas ganas e interés con las que se encuentran determinados alumnos; aspecto que influye directamente en el entusiasmo y en la vocación de sus maestros. Es un círculo vicioso del que tenemos que intentar salir y que, por otra parte, requiere un gran esfuerzo tanto de ambas partes como del sistema educativo en general.

 

Para estimular al alumno podemos utilizar las llamadas estrategias motivacionales. Estas se definen como determinadas formas de actuar, atractivas para el sujeto, con el fin de estimularlo y suscitar interés a la hora del aprendizaje. También las interpretamos como aquellas técnicas que utiliza el docente para que el alumno tenga motivación a la hora de aprender.

En este sentido es importante diferenciar entre estrategia, destreza y táctica. Una estrategia puede pasar a ser una destreza a través del aprendizaje. La estrategia es más reflexiva y consciente que la táctica, en cambio la táctica es mecánica y se puede reproducir sin aprender. Además, es importante distinguir entre motivación intrínseca y extrínseca. En función de donde se sitúe la atribución del fracaso (interna o externa) tendremos que dar una respuesta diferente. No es lo mismo un estudiante que atribuye su fracaso escolar al esfuerzo, a la suerte o a la dificultad en la tarea. Por tanto habrá que dar una respuesta educativa diferente.

La pedagogía es una ciencia que estudia, o bien tiene como objeto de estudio, la educación. Por tanto posibilita establecer la relación entre sujeto y aprendizaje, entendiéndose que el aprendizaje es un proceso de adquisición de conocimientos o experimentación con el objeto de obtener nuevos aprendizajes, y esto se produce a lo largo de toda la vida (aprendizaje permanente), o ¿acaso dejamos de aprender pasada la época de la educación obligatoria en nuestra adolescencia?

 

Se suele pensar que este profesional (el pedagogo) se dedica exclusivamente a la enseñanza dentro del área de la niñez, o en los diferentes campos de la educación institucional.” Cabe destacar, en un primer momento, que no es un psicólogo de niños ni un maestro especializado en esta etapa. Esta disciplina atiende tanto a niños, adolescentes, adultos como a población de la tercera edad.

Es cierto que tradicionalmente se orientaba prioritariamente al periodo de la niñez, ya que durante esta etapa evolutiva es donde se producen, cuantitativa y cualtitativamente, un mayor número de aprendizajes. Quizá podamos entenderlo mejor viendo la etimología del término: la palabra pedagogía tiene su origen en el griego antiguo, del término “paidagogós”. Esta palabra estaba compuesto por paidos (“niño”) y gogía (“llevar” o “conducir”). De hecho, antiguamente se denominaba pedagogos a las personas o “esclavos” que llevaba a los niños a la escuela.

Educación familiar

Los progenitores, como seres sociales, tienen la necesidad de relacionarse y la oportunidad de crear una familia, y para conseguir esto es necesario, obviamente, el poder mantenerla. El trabajo, en mayor o menor medida, resta tiempo a las relaciones personales y familiares, incluyendo también, la importante educación de nuestros hijos.

¿El pasar mucho tiempo fuera de casa, trabajando, significa estar desatendiendo a nuestros menores? Inevitablemente pueden existir casos en los que sí, pero en la mayoría de las veces el trabajo no sustituye a la educación de nuestros hijos, o no debería ser así, del mismo modo que la escuela tampoco debe sustituir a la familia. Por ello se hace necesario un lugar donde se cumpla el derecho de los niños de una educación adecuada y que comparta las necesidades educativas con las familias.

Estamos contemplando en nuestra época actual el nacimiento de una nueva infancia. Por un lado la revolución de las comunicaciones y el cambio del ritmo de vida laboral y familiar han situado a los menores en una relación muy distinta a la que tenía nuestros padres con sus progenitores.

La escuela no es ya el único ámbito en donde circula el saber. Los niños aprenden a manejar las nuevas tecnologías a un ritmo acelerado, recibiendo todo el torrente de información que esto implica de la misma forma que un adulto, pero al estar ubicados en un periodo evolutivo distinto observamos que la infancia se acelera, y consecuentemente se anticipa la adolescencia, demorándose sin embargo cada vez más el proceso de autonomía que insertará definitivamente al joven en la sociedad adulta y en el mundo laboral, algo muy diferente con las normas establecidas en el pasado.

Responsabilidad Social

Unido a la influencia de las nuevas tecnologías cabe destacar la educación como responsabilidad social. La inversión en educación se ocupa del desarrollo propio de los niños para su posterior integración en el mundo adulto, formados por personas críticas y preparadas para afrontar las posibles desavenencias que se nos presenten a lo largo de la vida. Recordemos que nunca es tarde para aprender cosas nuevas y para construir nuevos caminos y respuestas para nuestro futuro. La educación nunca se debe mirar como un gasto sino como una inversión a largo plazo totalmente necesaria para la reducción de las desigualdades sociales y para el desarrollo personal y social.

Una buena forma para comenzar desde pequeños es la comprensión de los problemas de forma crítica y significativa. Cuando trabajamos con niños más pequeños estos problemas se explican a partir de “lo particular” pero, a medida que se van haciendo más mayores se puede partir directamente de lo general. Por lo tanto un elemento importante a tener en cuenta es la edad del niño.

El fomento de las habilidades sociales es uno de los elementos más importantes a la hora de trabajar en el aula como en otros entornos. Ejemplos de estas habilidades son: la capacidad de escucha, respetar el turno de palabra, transmitir el respeto de unos a otros, saber cómo expresar desacuerdo, etc. Pueden parecernos aparentemente cosas sencillas y aspectos secundarios dentro del currículo escolar pero realmente su importancia es de igual peso o incluso mayor que el mero aprendizaje de conocimientos.

Nunca es tarde para aprender que, junto a los conocimientos teóricos, estas habilidades son imprescindibles para el desarrollo psicoemocional y social.

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La comunicación interpersonal es un elemento clave tanto entre profesores, alumnos, padres, comunidad educativa, iguales, etc. Por ello es muy importante saber transmitir y recibir información. Todos se merecen que se les preste atención y a todos nos gusta ser escuchados.

Una buena comunicación es clave para nuestro desarrollo, teniendo en cuenta que existen muchas formas de comunicación, atendiendo a nuestro lenguaje verbal (contenidos del mensaje, palabras), no verbal (sonrisa, postura, mirada, etc.) y paraverbal (tono de voz, volumen, pausas, etc.) ¿verdad que hay muchos factores implicados?

Qué decir de la influencia de las emociones, y que está tan de moda últimamente. La importancia de saber qué sentimos en cada momento y cómo reacciona nuestro cuerpo, saber que le pasa a tu compañero/a al ver un gesto en su cara o intentar controlar una determinada emoción que no te deja de molestar. Todo esto forma parte del aprendizaje y la Inteligencia emocional.

Por último, tras hablar del papel de las nuevas tecnologías en la educación, cabe destacar en este artículo un fragmento de un artículo relacionado con las desigualdades sociales y las nuevas tecnologías, donde se deja claro la función de la “gran masa” en esta vida. Según Manuel Vicent, en una columna que tituló Espectáculo:

“… A esta vida los pobres sólo han venido a escuchar. Ahora en el mundo la opinión pública ya es papilla uniforme suministrada desde la cima de la pirámide formada por las grandes empresas de comunicación y el ciudadano siente que en lo alto del cráneo le ha nacido un tercer ojo y una tercera oreja formando una parabólica por donde se le inocula la misma información, los mismos espectáculos y mismos deseos de consumir los mismos productos sin fin bajo un mismo impulso electrónico conectado con las terminales nerviosas del cuerpo. Tú eres ya un ser libre automático… La máxima información se ha convertido en la máxima explotación hasta la lucidez: sólo seré rico cuando no mire ni escuche. He aquí la revolución”.

(M. Vicent. El País, 16-I-2000; p. 64)

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