Discusiones de verano, que diga, de pareja

Discusiones de verano, que diga, de pareja

Discusiones de verano, que diga, de pareja

 

Qué bonito sería (al son de la canción de Rosario Flores) que las relaciones de pareja fuesen fáciles, gratificantes a tiempo completo y, ya que nos ponemos a pedir, que la otra persona acertara en lo que a mi me apetece, en el momento perfecto y de la forma exacta. Qué bonito sería que no existiesen los problemas de pareja. ¡Ayyyy! (suspirito de los de madre esperando que sus hijos maduren).

 

Pues tenemos una noticia mala y otra buena. La primera es que eso es casi imposible (y decimos «casi» para que no rompas a llorar ya por desilusión). Hasta ahora el ser humano no tiene la capacidad de adivinar la mente y si no le dices qué es lo que quieres, no lo sabrá. Lo sentimos mucho. Olvídate de esos adolescentes de las pelis americanas románticas en las que el chico (de esos que estaban potentorros y tan guapos que empalagan) llama a la puerta de su amada para llevarle los bombones o las flores que a ella le encantan justo en la tarde que ella más lo necesita. Que no te engañen, NO EXISTE. Lo volvemos a sentir, y mucho. Si ves que no lo superas puedes llamarnos. La segunda noticia, y buena, es que no está todo perdido. La clave para evitar los problemas de pareja es la comunicación.

Problemas de pareja. Ampsico

Un alto porcentaje de los problemas de pareja es debido a una falta de comunicación o que ésta es llevada a cabo de manera errónea. Algo así como el juego del teléfono escacharrado. Los errores de interpretación, utilizar un tono más alto de lo debido o decir que lo que hoy ha pasado te ha molestado pero en realidad estás pensando en las 6788 veces anteriores que ha sucedido lo mismo, son algunos de los elementos que juegan en contra de una buena convivencia. La pareja, al igual que cualquier otra relación, necesita tener una comunicación sana, clara y empática. De lo contrario nos metemos en un agujero de esos negros, pero negro negro.

Varios estudios relacionan las vacaciones con un aumento de las discusiones de pareja. Y como están a la vuelta de la esquina, si no estás ya disfrutándolas (y discutiendo), queremos proponerte varias cosas para que los malos rollos no entren en vuestra maleta de viaje. ¡Ojo! Si no tienes pareja y te vas con amigos también te sirven estos consejos:

  • Dí realmente lo que sientes o piensas, olvídate del sarcasmo o de «los tiritos». Si hoy te apetece playa en vez de ir a pasear al centro dí: «me apetece pasar el día en la playa». Evita: «tú sabrás qué es mejor» (con la intención de reprocharle que su elección del plan de anoche fue nefasta. Ignorando por cierto lo que tú querías hacer) o «ya sabes lo que prefiero». Recuerda, nadie tiene la capacidad de leer la mente o de descubrir qué es lo que quieres hoy. Ni si quiera tu pareja con la que llevas años y debería saberlo. DEBERÍA, más adelante hablamos de esto.

 

  • Piensa en ti pero también en la otra persona (es decir, lo que se llama ser empático): «¿Qué te parece si ahora vamos a la playa y esta tarde damos una vuelta por el centro?» o «Podemos ir por la mañana de turismo y comer cerca de la playa para estar ahí por la tarde». Te tienes en cuenta a ti mismo/a y a la otra persona. Negocia.

 

  • No interpretes. Aguanta los nervios y pregunta porqué no ve bien la opción que tú le has propuesto. Asegúrate de que te has enterado. En ocasiones, y por no hablar claramente, entendemos mal el mensaje y ¡BOOM! comienza una discusión. Cuidado con los agujeros negros. ¡Que son muy negros! Mejor seguir negociando que tirarte de cabeza al abismo.

 

  • Los deberías… ¿sabes esa persona con la que es insoportable estar? Con quién es difícil llegar a un acuerdo o convivir, pues ese es el debería. «Deberías saber que yo quiero playa», «deberías conocerme mejor»… solo conducen a la discusión. Agujero negro.

 

  • Otros amigos a los que no invitar a la fiesta son: nunca, siempre, todo y nada. Mejor que no estén en vuestra conversación. Hacen que el mensaje se haga extremo. Son como los típicos que necesitan llamar la atención a donde quiera que vayan (qué pesados, madre mía).

Y dicho esto, que quede bien claro que siempre voy a querer ir a la playa y nunca voy a preferir otro plan. No hay nada mejor ;-D.

Feliz verano, parejas. Feliz verano, amigos. Y no discutáis, hay mil maneras más de pasar el tiempo.

 

Julia Romero Bernal, psicóloga en Ampsico

¿Cuál es la relación entre autoestima y asertividad?

¿Cuál es la relación entre autoestima y asertividad?

La semana pasada, Cristina nos hablaba un poco en este post de la importancia de tener una autoestima sana, siendo conscientes de nuestras fortalezas, pero además también de nuestros límites. En esta ocasión nos vamos a centrar en explicar la influencia recíproca entre autoestima y asertividad.

Pero para empezar, ¿qué es la asertividad? Nos referimos a un estilo de comunicación mediante el cual expresamos y defendemos nuestros derechos, intereses, opiniones y preferencias desde el respeto y sin ofender a los demás. También contempla la habilidad para decir “no”, que nos ayuda a la hora de rechazar peticiones que consideramos que son abusivas y que no estamos en disposición de poder aceptar. Esta habilidad juega un papel crucial de cara a crear y mantener relaciones sociales satisfactorias.

Además del estilo de comunicación asertivo, tenemos otras dos formas de comunicación que se sitúan en los extremos: el agresivo y el pasivo. El primero no tiene en cuenta las necesidades de los otros, impone su criterio y únicamente se centra en lograr sus propios intereses. Por contra, el estilo pasivo antepone los deseos, necesidades e intereses de los demás por encima de los propios, mostrando una actitud de sumisión con el fin de evitar los conflictos.

Mientras que los estilos pasivo y agresivo suelen llevar aparejados sentimientos negativos, frustración, culpabilidad y sensación de falta de control, el comportamiento asertivo permite una comunicación más directa y honesta con los demás, acompañándose normalmente de pensamientos, sentimientos y conductas que se relacionan con una autoestima saludable: habla fluída y firme, seguridad, contacto ocular no desafiante y una postura corporal relajada.

Existe una relación muy estrecha entre autoestima y asertividad, de tal manera que nos podemos encontrar en muchas ocasiones con personas que tienen una baja autoestima debido, entre otros aspectos, a que no suelen practicar un estilo de comunicación asertivo. En cambio, la persona que posee una autoestima sana y fuerte se considera valiosa por sí misma, se acepta tal y como es y no necesita la aprobación de otros, y todo esto se traduce en que no siente temor a la hora de defender algo que considera inadecuado y que le está produciendo malestar.

En definitiva, hemos querido resaltar la importancia que tienen estos conceptos a la hora de mantener relaciones interpersonales de buena calidad, y además cómo influye de manera positiva en nuestro bienestar a nivel individual.

Begoña López

 

Logo Ampsico psicólogos y pedagogos en Madrid

 

Cómo hacer críticas y evitar conflictos

Cómo hacer críticas y evitar conflictos

Díselo, pero hazlo de forma asertiva.

Cuando nos comunicamos con los demás, solemos emplear un estilo de comunicación determinado y con bastante probabilidad ese estilo marcará la forma que tomen nuestras relaciones en el futuro.

Existen tres estilos de comunicación diferentes. Aunque empleamos todos en un momento u otro, suele ser uno el que más se repetimos y, por lo tanto, el que más nos representa.

  • Estilo PASIVO.
  • Estilo ASERTIVO.
  • Estilo AGRESIVO.

Las consecuencias que obtenemos al utilizar cada uno de los estilos son muy distintas. Al emplear el estilo pasivo, no tenemos en cuenta nuestros derechos ni deseos y nos centramos en complacer los deseos de los demás, aún sin querer hacerlo, con el objetivo de evitar un conflicto. En el extremo opuesto se encontraría el estilo agresivo, en el que impongo mi voluntad sin ponerme en el lugar del otro, lo que genera tensión y malestar en los demás. Efectivamente, como estarás pensando, es el estilo asertivo aquel que facilita la comunicación y que produce consecuencias más positivas tanto en el emisor como en el receptor de una conversación, ya que tiene su base es el respeto, tanto de mí mismo como de los demás.

Una de las situaciones que más dificultades genera en la comunicación, es expresar aquello que no nos gusta. Podemos llegar a sentirnos atacados y responder, así, con otro ataque, llevando por bandera un estilo agresivo. O darse todo lo contrario, y que decidamos no decir nada para avitar una confrontación. La ira y el miedo serán la emociones que guíen cada una de estas actuaciones respectivamente.

Es por eso que hoy queremos mostraros una fórmula para poder hacer una crítica de forma asertiva. Se asemeja en su estructura a un bocadillo. Estos son los pasos a seguir:

  • En primer lugar, iniciaremos la conversación con una expresión agradable, que anime al interlocutor a escucharnos (pan).
  • A continuación, pasaremos a explicar qué es aquello que no nos ha gustado (relleno); es importante ser claro y específico. Explica cómo te hace sentir ese hecho y cómo te gustaría que fuera su comportamiento la próxima vez.
  • Por último, cerramos con una nueva expresión agradable (pan) que facilite el diálogo.cómo hacer críticas de forma asertiva. Fórmula bocadillo.

Recuerda que es importante mantener un tono de voz adecuado, el contacto visual y mostrar firmeza;  todo ello tanto en tus gestos como en tus argumentos, pero sin ser brusco.

Prueba esta nueva fórmula y compara los resultados con los que has obtenido en otras circunstancias. Seguro que no te defraudará.

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