Estrés comercial

Estrés comercial

Estrés comercial o cómo sobrevivir a las compras navideñas

Nuestro anterior artículo compartimos varios consejos para no convertirse en una víctima de la Navidad y sufrir de estrés comercial. Así,  reflexionábamos sobre la siguiente cuestión: ¿Es una obligación sentir felicidad en Navidad?
“Recordamos que lo más importante es que puede que hayas olvidado que tú eres quién manda sobre tus emociones. En este caso en tu felicidad, tú eliges cuándo sentir y cómo.”

(…)Debemos personalizar nuestro mundo: hacer que cada día sea distinto nos ayuda a no caer en una rutina desgastante.”

No podemos dudar que las Navidades suponen una adaptación o período “especial” que altera nuestro ritmo de vida (comidas, visitas, regalos,..). Estos cambios pueden ser positivos y a la vez negativos para nuestra vida. Por ello, la Navidad es uno de los acontecimientos más estresantes del año.

El presente artículo está orientando en la misma línea del artículo anterior, pero centrado es un aspecto más concreto que está inherentemente acompañado a estas fiestas…las compras navideñas. Debemos dejar a un lado la obligatoriedad y “el quedar bien” de las compras. Tenemos que vivir nuestra a propia vida y no la que nos han obligado a vivir.

 

Momento comprar los regalos o locura total

Con la llegada de la época navideña se acentúa el estrés, en particular el estrés comercial. Las compras en Navidad empiezan como algo normal y acaban en una auténtica obsesión.

La idea va mas allá de comprar un regalo a un ser querido…¡si solo fuera eso!. Estas compras suponen tiempo, dinero y esfuerzo. Según la persona puede llevarse felizmente bien, mientras para otros, puede ser una obligación insufrible. Si nos paramos a pensar en la rutina que supone tales “detalles navideños” no tendrían nada que envidiar a la organización de cualquier prueba o examen.

Tenemos que preocuparnos de varios frentes: deliberar qué regalo, para qué persona, dónde comprarlos o el gasto que implican. Así, muchas veces comparamos en varias tiendas, lugares y zonas comerciales, como si en vez de faltarnos el dinero nos sobrara todo tiempo del mundo.

El momento postentrega

Por otro lado, también existen los “pensamientos postentrega”: ¿habré acertado con los regalos? ¿Se me habrá pasado algún detalle por alto? ¿El regalo estará al nivel que la persona espera? ¿Me regalará algo similar o de mayor valor?

Las consecuencias de estos pensamientos van más allá de las puramente económicas, sino que nos encontramos con secuelas psicoemocionales. El resultado más habitual de estos pensamientos es la frustración. Que aparece sobre todo, cuando las compras no cubren las expectativas o por no poder regalar a familiares y amigos lo que desean.

Si a esta situación estresante se le une la actual situación económica, el descenso del poder adquisitivo y los cambios en el nivel de vida con respecto a años anteriores, esto puede tener como consecuencia también un desánimo desmesurado al no poder seguir el ritmo de consumo de la sociedad.

En este sentido en Navidad, el deseo de comprar se desencadena porque una parte de las fiestas está enfocada desde el punto de vista del consumo, lo que lleva a realizar compras innecesarias que de otra forma no se harían.

Os recomendamos seguir estas líneas que van más allá de unos elementales consejos. Es más, suponen un cambio de comportamientos habituales para sobrevivir a las compras de navidad o estrés comercial:

  1. La autoreflexión y controlar los impulsos el primer paso para encontrar salida a esta situación. Si no se remedia puede convertirse en una enfermedad patológica que ya afecta casi al 5% de la población. Esto consiste en que el individuo no puede evitar acercarse a un comercio para comprar. Es un impulso irrefrenable.
  2. Trabajar nuestra inteligencia emocional nos ayudará a obtener un mayor autocontrol. Si hay más autocontrol, habrá menos impulsividad.
  3. Aprender a gastar con sensatez. Además del control de los propios impulsos, hay otras medidas cuya puesta en práctica puede reducir el uso de la tarjeta y del estrés comercial.
  4. La elaboración de un presupuesto previo en el que limite el gasto. Se puede realizar sin poner en peligro la economía doméstica o distinguiendo entre compras justificadas o no.
  5. Hacer una lista con las cosas que quieres comprar y adelantarlas en la medida de lo posible para librarse de los agobios de última hora.
  6. Se recomienda evitar comprar en momentos de euforia o desánimo, ya que determinadas situaciones psicológicas favorecen la compra irracional.
  7. Conviene evitar las compras de última hora. Cuando los precios están más caros se hacen compras de forma rápida y descuidada.
  8. Recurrir al transporte público en lugar del vehículo privado, no siempre fácil de aparcar. Aprovechar las rebajas para comprar lo que no sea estrictamente necesario y saber con certeza qué es lo que queremos.

En el caso de que la práctica de estos consejos no ayude a reducir el estrés comercial que se genera en las personas durante la época navideña, se recomienda acudir a un profesional para lograr superar las situaciones estresantes ¡Felices compras!

Andrea González

 

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Sé feliz, es Navidad

Sé feliz, es Navidad

La Navidad es una época de luces, adornos de color dorado, verde y rojo, caras de niños sonrientes por la calle, reuniones familiares, olor a
guisos navideños en la cocina, dulces que con su sabor nos conducen a este tiempo y mil cosas más que parece que se engloban bajo una frase
mágica: “felicidad obligada”.

¿Cómo una fecha tan esperada en la mayoría de los niños y niñas del mundo, se puede convertir en unos días evitados cuando se llega a adulto? ¿Por qué se produce este cambio tan drástico? Por supuesto, ponemos entre paréntesis a las personas que han perdido recientemente a seres queridos. Para ellos es indiferente el mes del año en el que se encuentren, el sabor amargo que deja el echar de menos a alguien no entiende de calendarios. Nos referimos al resto de la población que se siente identificada con el comentario que encabeza este artículo. Personas que sienten haber perdido la ilusión y que el mes de diciembre y parte de enero se convierte en un periodo de continuo estrés. Para ellas, va dirigido este artículo.

Ahora que ya estamos tú y yo, permíteme que te haga una pregunta. Tómate tu tiempo para pensarla y luego si quieres me la cuentas: ¿Es una obligación sentir felicidad en Navidad?

Si tu respuesta ha sido “sí”, seguramente te has convertido en una víctima de la Navidad o del movimiento social (quizás comercial) que la rodea. Pero lo más importante es que puede que hayas olvidado que tú eres quién manda sobre tus emociones y en este caso en tu felicidad, tú eliges cuándo sentir y cómo. Olvida el nombre de la mensualidad en la que te encuentras y comienza a ser quién quieres ser. Cambia el foco de atención, dirígelo hacia donde realmente te apetece y disfruta de estos días como te mereces. Lee estos estos consejos que te proponemos para ayudarte y hacerte todo algo menos complicado:

1. Personaliza tu mundo: Hacer que cada día sea distinto nos ayuda a no caer en una rutina desgastante. Por eso, la idea de darle un toque especial a tu hogar en estos días es nuestra primera propuesta. Pasa de puntillas por lo típico y ve hacia tus gustos. Puedes dar una pincelada peculiar a tu alrededor con elementos que van más allá de árboles decorados. Busca ideas, echa mano de tu imaginación o creatividad y empieza a construir tu propia realidad en la que te sientes cómodo y a gusto. Acuérdate, vas a hacerlo porque tú lo eliges no porque la sociedad lo impone.

2. Ilumina lo que quieres que luzca más: Tanto si tienes o no algunos días de vacaciones, aprovecha para salir de lo habitual y dedicarte a esos pequeños placeres que realmente te hacen feliz. Pasar tiempo con alguien especial o ir a ese lugar que te gusta tanto, pueden ser algunos ejemplos. Olvídate de las obligaciones por un momento y para el mundo en el instante en el que tu sonrisa aparezca. Recuerda, tú eres el que manda.

3. Cambia el ruido permanente por una melodía: la música es una de las mejores conductoras de las emociones, déjate llevar por ellas hacia la felicidad. Elige y reproduce tu canción favorita o hazte con una lista que evoque en ti emociones positivas. Ponla en cualquier momento, ponte cómodo, cierra los ojos y dedícate este momento de placer.

4. Aromatiza tu día a día: sigue haciendo tuyos estos días singulares eligiendo un olor. A partir de ahora, será la fragancia que te recuerde a estas fechas.

5. Relájate: Has cambiado tu alrededor, así que no te olvides de cambiar esas cosas de ti mismo que no te convienen. Elimina las tensiones que puedas tener y deja que la relajación se haga dueña de tu cuerpo y mente. Hacer una respiración consciente es un ejercicio que nos ayuda a eliminar el estrés. Imagina que tu abdomen es un globo, tienes que llenarlo de aire poco a poco inhalando y exhalando de una manera calmada. Estírate, visualiza un gato cuando se despereza e imítalo. Y por último, ayuda a tus hombros a suprimir esa presión que soportan. Levanta y bájalos varias veces, luego haz círculos hacia un sentido y luego el otro.


Lo más importante, haz de tu vida tu propia vida y… felices días.

Julia Romero Bernal, psicóloga en Ampsico

 

 

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