Un cuento para trabajar las emociones con los más pequeños
«Martina se queda en casa» es un cuento creado para ayudar a niños y niñas de todo el mundo a identificar y entender las emociones que sienten en estos días en los que no podemos salir de casa.
El Estado de alarma se alarga y es normal que los más pequeños sientan diferentes emociones a lo largo del día. Es una situación atípica que nunca hemos vivido y puede ser difícil de entender para un niño. Además de producir cierta angustia si eres padre o madre al ver que ellos sufren.
Nuestro granito de arena para ayudaros a soportar esta situación ha sido crear este cuento sobre las emociones. De esta forma, aconsejamos que sea utilizado para leer en familia y a partir de él, hablar sobre cómo se siente cada miembro, normalizar que nos podemos sentir mal por no poder hacer las cosas que hacemos diariamente y dar una oportunidad a los más pequeños para que nos cuenten cuáles son sus dudas, miedos o inquietudes. Recuerda que la mejor forma de enseñar es convertirte en su modelo.
Los niños y niñas que tengan la oportunidad de hablar cómo se sienten con sus padres de manera cómoda y segura, serán adultos con mayor inteligencia emocional.
Pero en este proyecto tan bonito no estamos solas. Lilomacarrone es quien, con su magia al dibujar, ha dado vida a Martina y a su amigo Zuri. Ha sido imprescindible su ternura reflejada en las ilustraciones ya que al ser un cuento para los más pequeños necesitábamos llegar hasta ellos de manera visual. La idea original y el texto han sido aportación de Nuria de Pasito a Pasito León y nuestra Julia Romero, que además ha puesto en este proyecto su conocimiento y experiencia en la inteligencia emocional.
Tras el entusiasmo con el que han sido recibidos Martina y Zuri el equipo ha crecido, ¡y nos hemos movido por miles de sitios! Gracias a Cristina Pedroche Martina y Zuri están viajando a los países de habla inglesa. Gracias a Lidia Romero se trasladan pero esta vez hablando en francés, ¡bon voyage!Elena Fernández-Renau se ha encargado de la revisión del texto. Y gracias a Charo Fuente Serrano Martina y Zuri van a ayudar hablándole de emociones a niños TEA (Trastorno Espectro Autista). ¡Es alucinante!
No podemos más que agradecer todo lo que está ocurriendo. A ellas por su esfuerzo y dedicación y a ti, que nos compartes para ayudarnos a colarnos en las casas de tus amigos o conocidos.
¿Qué vais a encontrar en ‘Martina se queda en casa’?
Un cuento sobre las emociones con dos protagonistas especiales: Martina y Zuri.
Martina vive cada día una emoción distinta y ve como su amigo inseparable, Zuri, va cambiando de color. Y eso, ¿cómo es posible? Ella aún no lo sabe, pero el color de Zuri varía en función de las emociones que experimenta la pequeña y se convertirá en su gran aliado para aprender a manejar todos esos sentimientos que tiene y que no termina de entender.
A través de las páginas de este cuento descubriréis cómo se siente Martina cada día y encontraréis pequeñas herramientas para trabajar las emociones con vuestros peques en casa.
¿Cómo puedo trabajar las emociones con mi hijo o hija?
Si eres padre o madre puede que estés preocupado por cómo está viviendo tu hijo o hija esta situación y no sabes cómo abordarla. A veces pensamos que es mejor no hablar o no preguntarle directamente a ellos sobre cómo se sienten, «si no me dice nada será que no le pasa nada». Pero lo que sí se hace evidente es que presenta rabietas, momentos de frustración o incluso apatía. Esta es su forma de transmitir, puede que no te lo digan con palabras pero sí lo están haciendo con su actuación. Los niños, al igual que los adultos, sienten emociones desagradables a causa de los días de encierro e incluso, al tener menor comprensión de la situación, puede que esa sensación desagradable se haga más intensa. Es imprescindible que observes y les comprendas para ayudarles en su gestión emocional.
Una de las características de la construcción del pensamiento en edades de infantil y primaria es la gran capacidad de imaginación y de construcción de su propia realidad a partir de dicha información sesgada. Por lo que se hace aún más importante hablar con ellos dándole una información real adaptada a su lenguaje y su conocimiento. Eliminarás su ansiedad y le darás seguridad. Ser padres accesibles ayudará al buen desarrollo personal y emocional del niño, áreas vitales en el desarrollo global.
Te proponemos que elijas un momento al día para hablar en familia de cómo os sentís, por ejemplo en el desayuno. De manera natural comentad cómo os sentís en ese momento y qué necesitáis. Este ritual podéis repetirlo también a la hora de irse a dormir para comentar cómo ha ido la jornada una vez hayáis leído el cuento. Podéis trabajar a través de Zuri incluyéndole en vuestro día a día. Si no tienes impresora, lánzate a dibujarlo. Es importante que los niños lo utilicen como vía de expresión.
Recuerda, las emociones son necesarias y nos avisan de algo. Son adaptativas. Por lo tanto hacer comentarios del tipo: «no estés triste» o «los niños o niñas fuertes no lloran» es como si le quitaras una de las grandes herramientas que como ser humano tiene. Mejor enfócalo de esta manera: «es normal que te sientas así» o «quiero ayudarte a que te sientas mejor». Naturalízalo, no lo evites. A veces los padres creemos que al no hablar de lo mal que se sienten evitamos su ansiedad, pero en realidad lo hacemos para evitar la nuestra al escuchar que ellos sufren.
Y si trabajo con niños, ¿también lo puedo utilizar?
Por supuesto y te contamos porqué.
Como sabes, el aprendizaje en la Educación Infantil y los primeros cursos de Educación Primaria se basa en metodologías manipulativas, partiendo de la experiencia y conocimiento de los alumnos y, a ser posible, bajo una estructura rutinaria que les dé seguridad y autonomía.
El elemento manipulativo que proponemos es Zuri, que además sirve como proyección externa de las emociones, facilitando la identificación, comprensión y por tanto el trabajo en inteligencia emocional. Es accesible para niños en los que el lenguaje oral aún no se ha desarrollado ya que se expresa a través del dibujo. Además, y teniendo en cuenta la atención a la diversidad, nos estamos acercando a alumnos con necesidades educativas especiales como la población TEA. Seguimos trabajando para poder llegar más lejos en este sentido.
El aprendizaje es significativo si parte de la experiencia del alumno. La pandemia y la cuarentena es una situación común que se vive en todas las casas del mundo. A partir de la realidad estimulamos la expresión de las emociones y su manejo, habilidades fundamentales de la inteligencia emocional (Mayer y Salovey, 1995).
Para que el alumno adquiera autonomía hay que ofrecerles una estructura temporal y de actividades estables, de manera que pueda ir tomando la iniciativa. El momento de la asamblea como primera actividad es idóneo para ello, además de ser un espacio para la expresión de las emociones, respetar los turnos de palabra y escuchar a los demás. Esto sería si estuviéramos en el aula, pero puede ser adaptado a la situación online proponiendo que cada alumno mande un Zuri a la semana a su profesor.
La relación familia- escuela como conexión entre los dos sistemas más importantes en el desarrollo del alumno se establece con la comunicación a través de Zuri y el intercambio de experiencias, en este caso, a través del material enviado por internet (fotos, vídeos de Zuri dibujado). Puede servir de elemento de transición cuando tengamos que volver a las aulas.
Y por fin, pasamos a enseñarte lo que con tanta ilusión y cariño hemos preparado para ti. ¿Estás preparado? Pincha en la versión que quieras y empieza a leer las aventuras de Martina y Zuri. ¡Esperamos que te guste! Ah, y no te olvides de compartirnos en redes sociales tu Zuri, nos hace especial ilusión verlos. ¡Mil gracias!
Seguro que en algún momento has escuchado la expresión “zona de confort”, y es que es ese lugar en el que estamos y nos da seguridad, de donde no salimos mientras no tomamos decisiones importantes. La zona de confort es aquella de la cual no nos queremos mover porque el cambio da miedo, la incertidumbre da terror. El futuro incierto da pánico, a veces se mezcla con excitación pero no deja de ser un sentimiento paralizante.
Hay decisiones que determinan tu vida, tu identidad como persona y hasta tu rol en la sociedad. Hablamos de la transexualidad, es decir, cuando la identidad sexual asignada al nacer no coincide con la identidad de género. Niños que se sienten niñas o niñas que se sienten chicos. Independientemente, por supuesto, de la orientación sexual que puedan experimentar.
Etapas en este proceso de cambio
A los 2-4 años empieza la identidad de género y la expresión de este. A esta edad los niños y niñas ya entienden de diferencias de género; si les prestas atención ellos mismos te piden que les llames por el nombre con el que se identifican o solicitan vestir con prendas socialmente típicas del otro sexo (niños que quieren vestidos o faldas y niñas que repudian estas prendas inclinándose más hacia pantalones). Viven su infancia experimentando incongruencias entre su sexo biológico y el sexo sentido. La edad en la que se atreven a comunicarlo a la familia puede ser distinta, dependiendo de las relaciones afectivas que tenga con esta o de las características de la personalidad. El factor más determinante es el apoyo que perciben.
No es hasta la adolescencia cuando pueden comenzar con el tratamiento que les inicia en ese trayecto que tiene como fin el cambio físico acorde a su sexo sentido.Si se ha comunicado y se está decidido, a los 12- 14 años se comienza con los inhibidores hormonales para frenar el desarrollo de caracteres secundarios como el vello facial, pecho, ensanchamiento de caderas o cambio de voz entre otros. Es a los 16 años cuando se comienza con el tratamiento hormonal para que se desarrollen los caracteres secundarios del género deseado. Los hombres trans toman andrógenos, las mujeres trans toman estrógenos.
Los 18 años es una edad importante en este proceso, ya que es el momento en el que es posible hacer legalmente el cambio de nombre y de sexo. Se consigue el DNI o tarjeta sanitaria con los datos nuevos elegidos. A partir de aquí vienen otras metas, no menos difíciles o importantes, como son las operaciones quirúrgicas tanto del pecho como de los genitales aunque el proceso, tal y como aseguran personas del colectivo, “es de por vida”.
Aspectos psicológicos
Este camino se acompaña de aspectos psicológicos igualmente impactantes e incluso, en algunos momentos, extremos. Se puede pasar desde la exaltación o felicidad a la indefensión o desesperación. A veces por no tener comprensión o apoyo de las personas de referencia, por no recibir ese trato con el que te identificas o tener la sensación de que no puedes decidir por ti mismo y en tu vida. Es un camino de vida complicado y más cuando la sociedad o tú que estás a su lado no les respetas o no les tratas como ellos te piden. La tolerancia y el respeto es vital, tal y como ellos mismos piden cada 28 de junio en el Día Internacional del Orgullo LGTBI.
Quiéreles tal y como son: como verdaderos guerreros y guerreras de vida. Toman decisiones increíblemente valientes y las afrontan con la mejor de sus sonrisas aunque también lloran de desesperación. Ellos y ellas sí toman decisiones, salen de esa zona de confort y se atreven a lanzarse al vacío que les lleva a sentirse de la misma forma de la que se ven en el espejo. Mira el siguiente vídeo y entenderás mejor de qué te estamos hablando.
Y tú, ¿tomas decisiones?Piensa qué quieres hacer con tu vida.
Con frecuencia, cuando eramos pequeños, nos enseñaron a gestionar las emociones de una sola manera: mediante la negación. Cuando teníamos miedo, nos decían: «No debes tener miedo». Si nos enfadábamos: «No te enfades». Si estábamos tristes y llorábamos: «No llores, no debes estar triste».
Las emociones no se pueden negar ni eliminar, tanto las que nos hacen sentir bien como las que no. Como decía Carl Yung: «Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma».
Se pueden describir dos tipos de miedo. El primero de ellos es el miedoque nos hace estar alertacuando existe un peligro y nos ayuda a superarlo. El segundo, el que nos bloquea. Este es un miedo mental que nos crea inseguridad, falta de confianza, nos quita fuerza. Nos limita para avanzar y se apodera de nuestra vida tomando el poder de dirigirla. El miedo a vivir, nos lleva a estar «ausentes» en la experiencia, nos saca de nuestro centro y nos impide vivir plenamente nuestro ser.
Te propongo que te tomes 10 minutos para realizar este ejercicio:
Elige un momento del día y lugar tranquilos, quizás al despertar o al anochecer antes de ir a dormir.
Siéntate en una posición de meditación o sobre una silla con los pies apoyados en el suelo y cierra los ojos.
Inspira y expira por la nariz. Si te resulta incómodo, puedes hacerlo por la boca.
Al inspirar llena los pulmones de abajo a arriba, primero el abdomen bajo, luego el medio y, por ultimo, el pecho.
Al expirar deja que se vaya vaciando de arriba a abajo.
Lo esencial en la vida es ser. Ser es nuestro estado natural, ¿qué temores obstaculizan que podamos ser?
Disponte ahora a observar tus miedos. Mira las sensaciones que te provoca. ¿En qué parte del cuerpo lo sientes?¿Qué color tiene? Observa las imágenes mentales que te evoca, que te dice de ti, y de ti en relación con el mundo.
Obsérvalo sin más, no los juzgues.
Fija ahora un centro en ti mismo, por ejemplo en tu abdomen o el plexo solar. Coloca allí tus manos.
Siente como la respiración emana de tu centro y vuelve a él. La inhalación te proyecta, te lleva a tu centro y la exhalación parte del mismo.
Permanece atento a tu centro, a tu respiración. A la experiencia de estar en tu centro.
Para salir de esta práctica, hazlo poco a poco, abre los ojos, mueve un poco las manos, lo pies, las piernas o estírate si es lo que te apetece hacer.
Te dejo este audio por si quieres utilizarlo para ello.
Cuando hablamos de amor, probablemente nos viene a la mente distintas situaciones en las que esta emoción es protagonista: momentos en pareja, con nuestra familia, los amigos o incluso con una mascota. Sin embargo, muchas veces nos olvidamos de uno de los amores más importantes, EL AMOR PROPIO, pieza fundamental del puzzle que compone nuestra vida.
Cultivar tu amor propioes escucharte a ti mismx, qué es lo que sientes en cada momento y qué es lo que necesitas; es cuidarte, dedicarte tiempo a ti sin sentir culpa; es aprender a respetarte.
Y es ahora cuando toca hacerse la pregunta del millón: ¿Cuánto tiempo le dedicas a esta tarea? Es posible que muchas respuestas sean del tipo «buff me encantaría pero no tengo tiempo» o «¿y esto cómo se hace?». ¡Que no cunda el pánico! Aquí te dejamos 5 ideas sencillas para ayudarte a cultivar tu amor propio. Porque siempre es buen momento para reordenar tus prioridades, para que TÚ seas una de ellas.
Como sabes, en Ampsico cultivamos le amor propio en varios formatos. Por eso te invitamos a participar en la segunda edición de los retos online «Cultiva tu amor propio». ¿En qué consiste? Recibirás retos gratuitos semanales por e-mail para trabajar tu autoestima, relación con os demás y cuidado personal. Ideas concretas y aplicables a tu vida para construir esa historia de amor que no venía en os libros de príncipes y princesas: LA TUYA.
La ira es una de las emociones que forman parte de nuestro “paquete básico”, ese con el que contamos desde el momento de nacer. Labios cerrados y apretados o por el contrario boca muy abierta, ceño fruncido, cara roja… son algunas de las expresiones que nos harían reconocer esta emoción en cualquier parte del mundo.
La ira suele aparecer en situaciones de conflicto, ya sea con nosotros mismos o con otras personas, cuando sentimos que se nos ha tratado injustamente o cuando vemos difícil conseguir una meta importante para nosotros.
Por las sensaciones que nos provoca, solemos meter a la ira dentro del “saco” de emociones desagradables, y como tal tendemos a evitarla. Pero se nos olvida algo importante y es que, como todas las emociones, la ira también tiene una función: nos predispone a la acción en un intento de protegernos contra aquello que nos provoca malestar. Esta función es adaptativa cuando nos impulsa a hacer algo para resolver un problema o cambiar una situación difícil, pero también puede conllevar riesgos de inadaptación cuando se expresa de manera inadecuada.
Cuando experimentamos ira se ponen en funcionamiento tres tipos de respuesta diferentes:
Una respuesta corporal, en la que nuestro cuerpo recibe una llamada de alerta, preparándose para el ataque o la defensa.
Una respuesta cognitiva, que vendrá determinada por la interpretación que hagamos de esa situación concreta.
Una respuesta motora, es decir, qué conducta vamos a llevar a cabo.
Este fragmento de la película «Del revés» refleja muy bien cuál es la expresión de la ira y cómo entran en juego estos tres tipos de respuesta.
¿Cómo podemos gestionar la ira?
Estas son algunas de las estrategias que pueden ayudarte en el manejo de esta emoción:
A lo largo de nuestra vida vamos construyendo nuestras propias opiniones, formas de ver las cosas o nuestros propios valores. De esta manera nuestra personalidad va tomando forma, o lo que es lo mismo, se va determinando la tendencia que tenemos a actuar, pensar o sentir. Empìeza a crecer nuestro personaje congnitivo. Es lo que nos hace únicos e irrepetibles. Nuestro sello.
Alba (nombre ficticio) llegó a nuestra consulta porque tenía una determinada conducta (a partir de ahora vamos a llamarla «conducta XXX») que repetía cada semana. El problema llegaba cuando le venía su resaca moral, aquella que nos invade cuando reflexionamos sobre algo cuando ya ha pasado, ya que no le hacía sentirse bien. Todo lo contrario. Le hundía casi en la miseria emocional.
«Eres una pringada. Antes moladas y ahora no».
A lo largo de varias sesiones empezamos a quitar la tela de araña que había bajo ese sentimiento desagradable que experimentaba Alba cada vez realizaba la «conducta XXX». Antes de continuar con esta historia, tenemos que aclarar que la «conducta XXX» no provocaba daño físico alguno ni a Alba ni a otras personas. Por lo que el reproche moral estricto no tenía sustento. A simple vista.
«Eres una pringada. Antes molabas y ahora no. La has vuelto a liar».
En uno de nuestros encuentros Alba me confesó: «No puedo seguir haciendo esto», a lo que le contesté: «Dime porqué no, ¿cuál es la razón?». Y su respuesta seguía siendo un silencio desorientador. No alcanzaba a encontrar la salida a ese laberinto emocional en el que estaba metida y no sabía como salir. La única información que recibía eran esos mensajes negativos desde no se sabe dónde:
«La has vuelto a liar. Qué mal lo haces todo».
En nuestro día a día, consciente o inconscientemente, sometemos lo que vivimos a juicio. Tanto a nosotros mismos como a lo de los demás. Un juicio en el que las normas o las reglas las ponemos nosotros mismos, aquellas que hemos ido construyendo a lo largo de nuestras vidas. Esas normas son la base de nuestro filtro cognitivo, o mejor dicho, las que lo moldean o dan sentido. Para que nos entendamos, imagínate que te estás poniendo unas gafas con el color de la lente roja y de repente tu alrededor se vuelve de ese color. Mires donde mires solo hay color rojo. Pasaría lo mismo si tus cristales tuviesen rayas o si estuviesen distorsionados. La visión que tienes depende de la lente con la que lo mires.
¿Qué pasa cuando crecemos en un entorno que nos envía mensajes estrictos? Como por ejemplo: «debes de ser buena niña y estudiar mucho», «las relaciones sexuales solo y exclusivamente si son con tu pareja estable», «si estudias ahora, triunfas seguro de mayor», «las relaciones de pareja son siempre maravillosas», «eres perfecta»… Pues que la tendencia de tu filtro cognitivo irá en la misma línea. Es como si tuviéramos algún personaje cognitivo, una voz interna que nos va guiando y dando instrucciones. Puede ser un personaje positivo o alentador que nos manda ánimos: «¡Al menos inténtalo! Otras veces lo has conseguido». Uno pesimista, agorero o aguafiestas: «Ni lo pienses, eso es muy difícil para ti». O incluso estricto o reprochador, como el personaje de nuestra protagonista, Alba. Hay tantos tipos como personas que somos. Cada uno con sus características y cualidades.
Para Alba fue un alivio descubrir su filtro, su personaje cognitivo. Le puso lógica a su malestar, a esa resaca emocional que surgía tras la «conducta XXX». Descubrió el hilo conductor entre lo que hacía y cómo se sentía, es decir, el razonamiento o pensamiento que hace de conexión entre ellos. Esta revelación es el primer paso para cambiarlo.
Poco a poco, Alba fue siendo consciente de la presencia en su día a día de ese personaje cognitivo que juzgaba, como el juez de la foto, su día a día. Era un filtro poco flexible y con unas reglas estrictas, algo que hacia poco probable que Alba se sintiera bien. Para ponerle un toque de humor, y como técnica terapéutica, lo convertimos en personaje y le pusimos cara. El nombre fue sencillo, el «hombre estricto» o dándole un toque internacional «Lord Strith». Pelo blanco, toga, peluca como las de los jueces y abogados ingleses, rostro tenso y dedo acusador. Eso sí, con una voz de niño puberal con la que conseguimos que Alba se riese cada vez que escuchaba uno de esos mensajes bomba.
«La has vuelto a liar. Qué mal lo haces todo».
Escuchado con voz de pito, ¡tiene otro matiz! ¿No crees?
Y al final, fueron incluso amigos.
Dedicado con todo mi cariño a mi querida Alba y, por supuesto, a mi gran maestra Mayte.
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