Nuestro equipo de cerca: Mercedes Blas
En esta sección de nuestro blog seguimos conociendo un poco más sobre las personas que formamos Ampsico.
Este mes hemos entrevistado a nuestra compañera Mercedes Blas que nos ha hablado sobre algunos aspectos de su vida y su profesión. Aquí os dejamos sus palabras.
¿Qué querías ser de pequeña?
Aunque no suene muy original, me encantaban los animales, en especial los perros, y siempre decía que de mayor iba a ser veterinaria, hasta que me enteré de que los veterinarios no sólo jugaban con los perros sino que también tenían que operarles… entonces decidí que eso era mejor dejárselo a otros.
¿Un recuerdo de tu infancia/adolescencia?
Es difícil quedarme con un solo recuerdo porque se me agolpan muchos a la vez: las tardes de parque de atracciones con mi familia, las míticas hamburguesas de los viernes con mis tíos y mi prima, los mil momentos cómplices con mis amigas…y los muchos que me dejo por el camino pero que forman parte de lo que soy.
¿Por qué decidiste ser psicóloga?
Siempre me ha gustado escuchar a los demás, me metía en todos los charcos intentando resolver las rencillas en clase…pero el punto de inflexión que me hizo querer enfocar mi vida hacía la psicología fue la visita a un familiar que estaba ingresado en un centro psiquiátrico. Fue entonces cuando me di cuenta de que tenía que hacer algo para ayudar a personas, que como las que me fui encontrando allí, estaban pasando por momentos delicados.
¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
Sin ninguna duda, poder ayudar a las personas que lo necesiten y que, contigo como guía, su calidad de vida mejore. Que un niño con el que has trabajado durante un tiempo, te vea y se acerque corriendo a ti con una sonrisa para abrazarte tampoco tiene precio. Son esas pequeñas cosas las que hacen de este trabajo algo muy grande.
¿El mayor reto al que te has enfrentado en tu profesión?
Cada nuevo paciente, cada nuevo taller supone un reto para mí. Pero uno de los más complicados a los que me he enfrentado es la dificultad de poder conectar con la persona que tienes delante, cuando se construyen barreras muy rígidas que son difíciles de romper, tanto en esa persona como en su entorno
¿Una canción y una emoción?
Como buena romántica que soy, una de mis canciones favoritas es “All of me” de John Legend. Me pone la piel de gallina desde que suenan los primeros acordes. En cuanto a la elección de una emoción mi favorita es el amor, una emoción que al experimentarla engloba otras muchas: alegría, ilusión, orgullo, satisfacción…
Alguien a quien admiras y se merecería una entrevista.
El hecho de que cada persona sea única, hace que todos tengamos una historia que contar, una lección de la que los demás podemos aprender… desde el científico más prestigioso hasta la persona más humilde.
Tu lugar favorito en el mundo.
No tengo un lugar favorito. Hay lugares muy distintos que se me han quedado muy grabados, desde Las Pirámides de Egipto hasta un banco del barrio. Lo que hace grande un lugar es la compañía con la que lo disfrutas.
¿Qué otras pasiones tienes?
Me encanta leer, disfrutar de los míos, los días de sol y playa…
¿Puedes recordar lo último que aprendiste impartiendo un taller o dando una sesión? (Del paciente, niño, etc.)
Algo que admiro mucho de los más pequeños desde que trabajo con ellos es la capacidad que tienen para hacer frente a los conflictos que surgen y la inocencia y claridad con la que exponen lo que sienten y cómo son capaces de ponerse en el lugar del otro. Es una lección de la que deberíamos tomar nota muchos adultos.
Un material que te guste mucho para trabajar y que recomendarías.
Me gusta mucho el cuento “El monstruo de colores” para trabajar las emociones con los niños. Asocia las emociones básicas con colores, y eso hace que ellos las reconozcan muy bien. Otro de los materiales que hemos introducido este año en nuestros talleres es el Emocionómetro, un termómetro emocional con el que trabajamos al comienzo de cada sesión y que ayuda a los niños a identificar como se sienten en ese momento concreto.
Para terminar, una frase que tengas presente en el día a día.
“Disfruta de los pequeños detalles” y “Arrepiéntete de lo que hagas y no de lo que podría haber sido si lo hubieras hecho” son dos lemas que intento tener muy presentes en mi día a día. A la hora de conseguir tus sueños creo que es fundamental ser valiente y lanzarse a por ello, viviendo al máximo cada pequeño avance que te lleve hasta la meta.
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