Si tuvieras que remontarte a tu etapa de estudiante y pensar en una clase de geografía, por ejemplo, ¿qué imagen viene a tu mente? Casi con seguridad, estarás visualizando a tu profesor delante de la pizarra o en su mesa hablando durante toda la clase sobre el tema. Tus compañeros estarán sentados en sus sillas mirándole o tomando apuntes; con suerte contará alguna anécdota curiosa o dejará caer pistas de cara al examen, en el que para aprobar tendrás que ser capaz de recordar fechas, personajes relevantes, etc. Sin embargo, ¿es este el método de aprendizaje más afectivo? La respuesta parece ser negativa. Y es que en los últimos años, han surgido nuevas disciplinas educativas entre las que la neurodidácticava en cabeza.
¿Qué es la neurodidáctica?
La neurodidáctica es la disciplina que estudia la optimización del proceso de enseñanza a partir del desarrollo del cerebro y la utilización de todo su potencial. El mayor descubrimiento que ha hecho la neurodidáctica a la pedagogía es el hecho de que para aprender, es necesario que el cerebro «se emocione». Esto se consigue al motivar al estudiante y captar toda su atención en una tarea. En este fragmento de la película «School of Rock» se puede apreciar, de forma clara cuál es este «efecto» que la neurodidáctica busca provocar en lxs alumnxs de esta clase de música.
¿Cuáles son los fundamentos de la escuela neurodidáctica?
Comunicación bidireccional y multisensorial. El/la profe ya no se dedica a exponer toda la información. Proporciona el material utilizando varios canales sensoriales: vídeos, foros, etc. Anima a lxs alumnxs a que sean ellxs quienes los busquen, guiando el proceso y aclarando los contenidos conjuntamente.
La distribución del aula, juega un papel fundamental. Puesto que somos seres sociales, aprendemos por observación e imitación. Las mesas se moverán en función de la tarea, colocándose en forma de semicírculo para las explicaciones y en grupos de cuatro para el trabajo cooperativo, es decir, el aprendizaje en equipo.
Uso de memorias significativas. Las emociones positivas tienen efectos beneficiosos sobre el aprendizaje, mejorando la atención, la memoria o la resolución creativa de problemas. Esta activación favorecerá el paso de contenidos a la memoria a largo plazo.
Estructuración de las actividades en el aula de modo que se favorezca la interacción social.
La forma de evaluar si la información ha sido interiorizada es comprobar si lxs alumnxs son capaces de explicar o aplicar esa información a distintas situaciones. Es necesario fijar objetivos individuales y grupales. Los propios alumnos analizan si se han alcanzado los objetivos propuestos conociendo las aportaciones de cada uno y modificando aquellas que lo necesiten. También el fomento de la autoevaluación, es una medida importante. A través de cuestionarios o encuestas, lxs alumnxs reflexionan y después comparten estás reflexiones con el resto de sus compañerxs.
«Cuéntamelo y lo olvidaré. Enséñamelo y quizás lo recordaré. Hazme partícipe y lo aprenderé.»
Seguimos presentándonos más en detalle. Este mes os dejamos ver un poco más de nuestra fascinante Andrea, la pedagoga del equipo.
¿Qué querías ser de pequeña?
La verdad es que no supe qué estudiar hasta bien mayorcita, lo que tenía claro era que mi camino estaba lejos del campo de las matemáticas, físicas y químicas. Siempre me ha gustado el de la educación quizás por mi influencia materna, mi maestra mamá. Al igual que mi compañera Mercedes, el hecho de ser veterinaria siempre andaba por mi cabeza pero me encontré con su mismo problema, para cuidarlos y jugar con ellos sí, pero para operarlos… esa era otra historia.
¿Un recuerdo de tu infancia/adolescencia?
Todos los buenos recuerdos que se me vienen a la cabeza son con mi familia y/o amigos. Algunos de esos momentos son por ejemplo cuando nos íbamos de vacaciones de verano con la familia al completo: mi madre, mi padre, mi hermano, mi perro y yo. También guardo buenos recuerdos de mis veranos en el pueblo, sacando todos los juguetes al jardín y de mis cumpleaños en casa, con todos los amigos sentados alrededor de una gran mantel tipo “picnic” en el suelo.
¿Por qué decidiste ser pedagoga?
Suena a tópico pero la realidad es que poder ayudar a los demás de alguna forma es bastante gratificante y enriquecedor . Mi vocación comenzó como Educadora Social, la cual tuve la sensación de que se me quedó bastante corta y decidí seguir estudiando acabando mis estudios de Pedagogía. Nunca he dejado de formarme, lo que me hace seguir reafirmándome en la idea de continuar en el mundo de la educación y la formación.
¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
Mi profesión se aleja de ser un trabajo monótono y rutinario, prácticamente ningún día, ningún alumno o ningún taller es igual que el anterior, y es eso lo que realmente me gusta, que nunca dejo de aprender y de ver cosas nuevas y motivantes día a día.
¿El mayor reto al que te has enfrentado en tu profesión?
Cada día es un reto, pero sin duda lo que más cuesta es que los alumnos o personas con las que intervengo sé den cuenta de sus verdaderas capacidades y de todo lo que pueden llegar a hacer. El poder de la mente es muy fuerte, pero con esfuerzo, constancia y paciencia el más grande de los retos se consigue.
¿Una canción y una emoción?
Destacaría por un lado una canción, “NO dudaría” de Antonio Flores, está llena de emociones y significado, es un grito a la “no violencia”.
Cambiando de estilo también mencionaría alguna canción deAC/DC , como por ejemplo Highway to Hell, ya no por su traducción «Autopista al infierno», un tanto satánica, sino por la emoción que me transmite al escucharla ¡la sorpresa! No hay vez que la escuche en el coche que no pueda dejar de cantarla con la sorprendente misma fuerza que la primera vez.
Alguien a quien admiras y se merecería una entrevista.
Pues es una pregunta difícil, pienso que de todas las personas se puede aprender algo aunque sea mi peor enemigo pero susceptible de merecerse una entrevista aún así.
Pensando un poco, y relacionándolo con mi profesión, sería interesante un diálogo con César Bona, uno de los 50 candidatos al Global Teacher Prize, el premio Nobel de los profesores.
Tu lugar favorito en el mundo.
No sabría decir uno en concreto, me encanta la playa, el sol, caminar y jugar a las palas en la orilla del mar… pero también me relaja mucho el aire fresco, el olor y el paisaje de la montaña. Intento disfrutar de dónde esté en cada momento y si estoy rodeado de los míos mucho mejor, creo que eso es lo bonito de la vida.
¿Qué otras pasiones tienes?
Sin duda el deporte, pero entendido de una manera especial. Realmente por tiempo no lo sigo mucho, apenas me interesan las clasificaciones lo cual no significa que no me guste verlo, claro. Lo que realmente me apasiona es practicarlo y enseñarlo con todo lo que ello conlleva: sacrificar mis horas de descanso por pasar unos buenos momentos con mis compañeras/os de equipo, amigos, jugadores con discapacidad que no paran de sorprenderme y siempre me sacan una sonrisa o exalumnos a los que he entrenado. Todo eso ,no tiene precio.
Desde pequeña he jugado al baloncesto y más adelante me adentré en el sorprendente mundo del fútbol femenino. Siempre he opinado que el deporte es la salvación de todo estudiante y persona adulta.
Por otra parte me encantan las manualidades, teniendo la inquietante habilidad de ver la utilidad a cosas que las demás personas dicen no servir para nada, ¡y por supuesto los animales!
¿Puedes recordar lo último que aprendiste impartiendo un taller o dando una sesión? (Del paciente, niño, etc.)
Los niños son verdaderamente los que más me sorprenden y de los que más aprendo. Cuando te das cuenta del tiempo que has empleado en un determinado material que creías que iba a ser la actividad estrella de la sesión pero luego te percatas que ellos disfrutan de lo grande con lo que tu creías que era una actividad casi intrascendente para ellos, es un verdadero aprendizaje. Tienes que estar preparado para disfrutar de cualquier cosa, ¡por insignificante que sea!
Un material que te guste mucho para trabajar y que recomendarías.
Los talleres relacionados con las Habilidades Sociales e Inteligencia Emocional son sin duda mis preferidos. Destacaría una dinámica llamada “El marco” y que he utilizado mucho. Se trata de colocar un marco de fotos mirando al compañero que elijamos como si fuera una foto y le decimos algo positivo o que nos guste de él/ella, enfatizando así la necesidad del contacto visual al realizar y recibir halagos.
Me encanta porque no sólo es importante saber las cosas positivas de uno mismo, sino que los demás te lo reconozcan y ¡te lo digan!
Para terminar, una frase que tengas presente en el día a día.
Sin duda las que más me gustan son aquellas que definen las pequeñas alegrías del día a día:
“Qué felices seríamos si nos diéramos cuenta de lo felices que somos”.
“La felicidad es frecuente, no pasa un día en que no estemos un instante en el Paraíso”.
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