Mutilación Genital Femenina
Mutilación Genital Femenina
Con motivo de la celebración del Día Mundial de la Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina el día 6 de Febrero, desde Ampsico queremos acercarnos un poco a esta dolorosa realidad que afecta a millones de mujeres y niñas en todo el mundo.
La mutilación genital femenina (MGF) supone una grave violación de los derechos humanos de las mujeres y niñas, y es contemplada como una forma de violencia sexual extrema hacia ellas. La Comunidad de Madrid incluye la MGF dentro de su Ley 5/2005, de 20 de diciembre, Integral contra la Violencia de Género.
Según la OMS, la mutilación genital femenina comprende todos los procedimientos que, de forma intencional y por motivos no médicos, alteran o lesionan los órganos genitales femeninos. Se diferencian cuatro tipos:
- Tipo I: Clitoridectomía. Hace referencia a la resección parcial o total del clítoris.
- Tipo II: Escisión. En este caso, puede haber resección parcial o total del clítoris y también de los labios menores, con o sin escisión de los labios mayores.
- Tipo III: Infibulación. Consiste en el estrechamiento de la abertura vaginal, sellándola y cortando y recolocando después los labios menores y mayores, en ocasiones cosiéndolos, con o sin resección del clítoris.
- Otros procedimientos lesivos de los genitales externos con fines no médicos: perforación, incisión, raspado o cauterización de la zona genital.
Las consecuencias para la salud pueden variar dependiendo del tipo de procedimiento que se realice. De forma general, podemos decir que se incrementa el riesgo a medida que aumenta la gravedad de la práctica, produciéndose dolores intensos, hemorragias, infecciones, esterilidad, complicaciones en el parto, riesgo de contagio de VIH por mala esterilización de instrumentos quirúrgicos, etc. Las consecuencias psicológicas, al tratarse de un evento traumático, son terribles, desencadenándose con frecuencia reacciones intensas de ansiedad, temor a mantener relaciones sexuales y a las exploraciones ginecológicas, trastorno de estrés postraumático, vergüenza y humillación, cuadros depresivos y problemas de autoestima, por citar sólo algunos ejemplos.
Los motivos por los que se lleva a cabo la MGF se encuentran en factores de tipo cultural, religioso y social dentro del contexto familiar y comunitario, donde subyace una fuerte desigualdad de género.
Destacamos algunas de las razones que apoyan esta práctica:
- Identidad cultural. La MGF aumenta el sentido de pertenencia a un grupo y su identificación con el mismo. La práctica también está asociada a ritos de paso de la infancia a la edad adulta. En contraposición, las mujeres no mutiladas son sometidas al rechazo y al aislamiento social.
- Control de la sexualidad. Se cree que una mujer a la que se le ha practicado la mutilación genital femenina tiene menor deseo sexual y es más probable que sea virgen.
- Religión. Aunque sea un motivo muy utilizado, en realidad no existe ninguna religión que lo respalde ni lo justifique.
- Estética/limpieza. Una mujer a la que se ha realizado el corte es limpia; piensan que los genitales femeninos son feos y sucios.
- Creencias erróneas. Por ejemplo, que el clítoris crece en exceso si no se corta, y que este corte además favorece la fertilidad de la mujer.
Las personas que están a favor y promueven esta práctica, ya sean los líderes de las comunidades o los propios familiares, están convencidos de que es beneficiosa para las niñas; nada más lejos de la realidad, sus efectos a corto y largo plazo son devastadores en lo que concierne a su salud sexual-reproductiva, física y emocional. El término “medicalización de la MGF” señala que el procedimiento es realizado por un profesional sanitario (médicos/as, enfermeros/as…), pero en ningún caso este hecho garantiza que se cumplan condiciones de seguridad, y no evita la aparición de secuelas y consecuencias nefastas para la salud.
Aunque los datos exactos son desconocidos, según algunas estimaciones, unos 200 millones de mujeres y niñas en todo el mundo han sido mutiladas, y cada año están en riesgo de sufrir esta práctica más de 3 millones de niñas. La mutilación genital femenina se realiza en 27 países de África y Yemen (especialmente en regiones orientales, nororientales y occidentales), en algunos países de Asia y Oriente Medio, y también inmigrantes que provienen de estos países y que viven, por ejemplo, en Australia, Canadá, Estados Unidos, Europa y Nueva Zelanda, así como en algunos grupos de América Central y del Sur.
En la Comunidad de Madrid residen un importante número de personas provenientes de países donde se practica la MGF. Por esta razón, es crucial detectar factores de riesgo y trabajar desde la prevención con las familias. Así, nos acercaremos de forma respetuosa y empática a sus creencias y su modo de percibir esta realidad, pero también con firmeza y seguridad para rebatir las ideas erróneas y los supuestos beneficios que obtienen las niñas sometidas a esta tradición. La colaboración entre organismos y entidades, así como la formación resultan claves para contribuir a la erradicación de este fenómeno.
Si quieres ampliar más información, te recomendamos que consultes la Guía de Actuaciones Sanitarias para la Prevención de la Mutilación Genital Femenina en la Comunidad de Madrid.
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