Ser padre… o no
¡FELIZ DÍA DEL PADRE, O NO!
El hecho de ser padre o madre es algo para lo que estamos concebidos. Conforme nos dicen los argumentos evolutivos, todos y cada uno de nosotros estamos concebidos para procrear y hacer que se perpetúe nuestra especie.
¿Pero, y cuando uno de nosotros no tiene esta idea de ser padre o madre, contrario a lo que dice la sociedad y la evolución? Parece que la sociedad no está conforme con que alguien no quiera ser madre o padre, o bien, que aunque lo quieran ser no están preparados para serlo todavía y esperan serlo más adelante.
Ser padre o madre, ha cambiado en España desde el último cuarto del siglo XX. Según estudios, la edad media para tener el primer hijo en 2014 era de 30,6 años frente a los 25,2 años en 1975. Y parece que se está aumentando la edad conforme van pasando los años. Hay muchos factores para que esto se esté dando así, pero entre otros están los asociados a factores económicos, sociales y laborales. La sociedad no mira igual a una persona que es padre/madre a los treinta años, que a una que lo es a los cuarenta y pico. No es igual ser madre/padre sin que por ello pierdas beneficios en tu vida para poder desarrollarte profesionalmente, como en muchos países del norte de Europa (dotando de ayudas para ello), que ser padre o madre cuando todavía no sabes la proyección profesional de futuro que tienes, o cuando incluso sabiendo la proyección de futuro, sientes que no quieres todavía tener hijos.
Hay incluso estudios que indican que ser padre omadre con más de cuarenta años puede generar más problemas genéticos en los hijos y padecer problemas neurológicos, psicológicos y psiquiátricos (autismo, psicosis, hiperactividad, trastorno bipolar). Aunque parece que esta asociación en este estudio no es del todo concluyente, ya que además implica otros factores que hay que tener en cuenta, como la alimentación, el estilo de vida, la calidad del medio ambiente e incluso la propia sociedad.
Pero, aparte de lo que digan las encuestas o estudios, ¿que genera ser padre/madre en una persona? En todos y cada uno de nosotros, cuando somos padres genera una serie de emociones incluso a veces contradictorias. Es decir, por un lado tenemos ganas de tener un hijo, y por otro lado, nos vemos avocados a generar cambios en el estilo de vida y en nuestro entorno. Nos hace ilusión tener un bebé, y por otro lado tenemos miedo de lo que le pueda ocurrir. Angustia porque esté bien y tranquilidad cuando le vemos y nos sonríe.
Hay momentos en los que dentro de la crianza de los hijos, tenemos que aprender de nosotros mismos. Aprendemos que somos capaces de tolerar no dormir lo suficiente, a valorar cuando nuestro hijo se va a dormir y podemos descansar (sin que por ello nos sintamos mal). A descansar incluso en los lugares más inesperados.
Aprendemos también que cuando nuestro hijo llora nos genera cierta angustia y preocupación, sabiendo que lo que quiere es que le cojamos en brazos. Pero que hacemos en estos momentos. Cuando eres primerizo/a no sabes muy bien lo que tienes que hacer. Sientes que en muchas ocasiones te estás equivocando, porque no tienes muy claro lo que has de hacer. En este ejemplo, muchos y muchas de nosotras cogemos al niño para poder calmarle, y a la vez le transmitimos seguridad. Sin embargo en otros dejamos un tiempo que llore, y le damos seguridad con nuestra voz, para que aprenda a dormirse solo y a tener la seguridad de que papá/mamá están aquí al lado. ¿Qué es lo que hay que hacer? Nadie lo sabe. Sólo lo sabes tú cuando estás en esta situación y que es lo que te sale.
Además aprendes a pensar que es lo que haces con tu hijo y si consigues lo que te gustaría conseguir cuando lo haces. Si cuando coges a tu hijo y este se calma y tú también te calmas, y eso es lo que quieres y te sale de forma natural. Entonces estás en lo correcto. Si en cambio te sientes que no es lo que te sale hacer, y crees que lo que tienes que hacer es estar cerca de él y hablarle, también estás en lo correcto. El problema no está en qué es lo que hay que hacer, sino qué es lo que cada uno cree que hace mejor para consigo mismo y para con su hijo.
Ciertamente, hay que tener en cuenta que nuestros hijos están en esta sociedad, y queramos o no han de incluirse en ella. Han de poder valorar los beneficios de esta vida, y además aprender a que no todo en la vida lo conseguimos cuando lo deseamos. Lo que hay que enseñar también es a creer en sí mismos para poder ser capaces de afrontar lo que la vida nos dé. Tanto lo bueno como lo malo. Porque gracias a que existe lo malo, damos valor e importancia a lo bueno. Además de que no siempre lo malo es tan malo.
Hay que ver el lado positivo de las cosas que suceden, y ser padre es a la vez positivo y negativo. Negativo (y no tan negativo) es que pierdes muchas cosas de ti, para convertirte en ti mismo en otro escenario, y lo positivo es que aprendes mucho de ti y de tu hijo. En conclusión como Miguel de Cervantes decía en una frase célebre
¡El hacer el padre por su hijo, es hacer por sí mismo!
¡Feliz día del padre… o no!
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