Ene 31, 2016 | Psicología
Hace ya algunas semanas que hemos dado la bienvenida a un nuevo año. Normalmente este suele ser un momento en el que nos planteamos realizar algunos cambios en nuestra vida, o nos fijamos ciertas metas u objetivos a cumplir: apuntarse a un gimnasio, aprender un nuevo idioma, dejar de fumar… En un principio podemos tener buenas intenciones, comenzar muy motivados, pero puede que esas ganas iniciales vayan disminuyendo y acabemos desistiendo rápidamente, haciendo que todo quede en “agua de borrajas”.
Una de las primeras cuestiones sobre las que tenemos que reflexionar para no perder de vista nuestros objetivos consiste en preguntarnos qué es exactamente aquello que queremos lograr, definirlo de una forma concreta y específica, con el máximo nivel de detalle, y establecer un tiempo aproximado en el que vamos a llevarlo a cabo. En muchas ocasiones tendemos a definir nuestros propósitos de una forma vaga y ambigua, nos planteamos por ejemplo “hacer más ejercicio este año”; sin embargo, si hacemos una descripción en términos cuantificables, esto es, delimitar el número de días que vamos a ir al gimnasio o salir a correr, y además el tiempo que le vamos a dedicar diariamente, estableciendo incluso un intervalo horario para mayor exactitud, habremos dividido nuestros objetivos en otras más pequeños y asequibles.
Asimismo, es recomendable que nos marquemos metas alcanzables y realistas; ya sabemos que Roma no se conquistó en un día, por tanto, si hemos visualizado nuestro objetivo a largo plazo, parece adecuado establecer metas a medio y corto plazo para no rendirnos a las primeras de cambio.
Para que todo lo dicho anteriormente funcione, es importante además tener en cuenta algunos aspectos:
- Incorporar el objetivo dentro de las rutinas diarias (siempre que sea posible, los mismos días y la misma duración). De esta forma, lograremos consolidarlo como un hábito y será menos costoso ponerlo en marcha, acogiéndolo como una parte más de nuestra forma de vida.
- Flexibilidad y actitud abierta. Contar con la posibilidad de reformular las metas propuestas en un primer momento, adaptándonos a los cambios que puedan aparecer a lo largo del proceso encaminado a su consecución, teniendo en cuenta nuestras necesidades o posibles imprevistos que puedan surgir.
- Aprender a tolerar la frustración. No siempre los planes salen bien. Este punto está relacionado con lo que hemos referido anteriormente sobre marcarnos metas realistas y alcanzables, porque, de lo contrario, generaremos un sentimiento de fracaso si observamos que nuestras expectativas iniciales son demasiado elevadas y no se han cumplido.
- Valorar cada paso que demos, por insignificante que nos pueda parecer; cada pequeño avance nos va acercando poco a poco a la meta final y nos ayudará a convencernos de que el esfuerzo merece la pena.
Por último, hay tres palabras que resultan fundamentales para aproximarnos a nuestros objetivos: perseverancia, paciencia y constancia. Tengámoslas siempre muy presentes y permitamos que nos acompañen durante el camino hacia el logro de nuestros propósitos.
Ene 20, 2015 | Psicología
El año nuevo, el nuevo curso… Son algunos de los momentos claves para plantearnos nuevas metas; apuntarse a un gimnasio, aprender un nuevo idioma, dejar de fumar… En un principio podemos tener buenas intenciones, comenzar muy motivados, pero puede que esas ganas iniciales vayan disminuyendo y acabemos desistiendo rápidamente, haciendo que todo quede en “agua de borrajas”. No basta únicamente con desear algo, también es importante nuestra actitud y el empeño que pongamos para alcanzarlo. Lee estos consejos para alcanzar nuestras metas.
Una de las primeras cuestiones sobre las que tenemos que reflexionar para no perder de vista nuestros objetivos consiste en preguntarnos qué es exactamente aquello que queremos lograr, definirlo de una forma concreta y específica, con el máximo nivel de detalle, y establecer un tiempo aproximado en el que vamos a llevarlo a cabo. En muchas ocasiones tendemos a definir nuestros propósitos de una forma vaga y ambigua, nos planteamos por ejemplo “hacer más ejercicio este año”; sin embargo, si hacemos una descripción en términos cuantificables, esto es, delimitar el número de días que vamos a ir al gimnasio o salir a correr, y además el tiempo que le vamos a dedicar diariamente, estableciendo incluso un intervalo horario para mayor exactitud, habremos dividido nuestros objetivos en otras más pequeños y asequibles.
Asimismo, es recomendable que nos marquemos metas alcanzables y realistas; ya sabemos que Roma no se conquistó en un día, por tanto, si hemos visualizado nuestro objetivo a largo plazo, parece adecuado establecer metas a medio y corto plazo para no rendirnos a las primeras de cambio.
Para que todo lo dicho anteriormente funcione, es importante además tener en cuenta algunos aspectos:
- Incorporar el objetivo dentro de las rutinas diarias (siempre que sea posible, los mismos días y la misma duración). De esta forma, lograremos consolidarlo como un hábito y será menos costoso ponerlo en marcha, acogiéndolo como una parte más de nuestra forma de vida.
- Flexibilidad y actitud abierta. Contar con la posibilidad de reformular las metas propuestas en un primer momento, adaptándonos a los cambios que puedan aparecer a lo largo del proceso encaminado a su consecución, teniendo en cuenta nuestras necesidades o posibles imprevistos que puedan surgir.
- Aprender a tolerar la frustración. No siempre los planes salen bien. Este punto está relacionado con lo que hemos referido anteriormente sobre marcarnos metas realistas y alcanzables, porque, de lo contrario, generaremos un sentimiento de fracaso si observamos que nuestras expectativas iniciales son demasiado elevadas y no se han cumplido.
- Valorar cada paso que demos, por insignificante que nos pueda parecer; cada pequeño avance nos va acercando poco a poco a la meta final y nos ayudará a convencernos de que el esfuerzo merece la pena.
Por último, hay tres palabras que resultan fundamentales para alcanzar nuestras metas: perseverancia, paciencia y constancia. Tengámoslas siempre muy presentes y permitamos que nos acompañen durante el camino hacia el logro de nuestros propósitos.
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