Mar 15, 2018 | Psicología, Sociedad
¡FELIZ DÍA DEL PADRE, O NO!
El hecho de ser padre o madre es algo para lo que estamos concebidos. Conforme nos dicen los argumentos evolutivos, todos y cada uno de nosotros estamos concebidos para procrear y hacer que se perpetúe nuestra especie.
¿Pero, y cuando uno de nosotros no tiene esta idea de ser padre o madre, contrario a lo que dice la sociedad y la evolución? Parece que la sociedad no está conforme con que alguien no quiera ser madre o padre, o bien, que aunque lo quieran ser no están preparados para serlo todavía y esperan serlo más adelante.

Ser padre o madre, ha cambiado en España desde el último cuarto del siglo XX. Según estudios, la edad media para tener el primer hijo en 2014 era de 30,6 años frente a los 25,2 años en 1975. Y parece que se está aumentando la edad conforme van pasando los años. Hay muchos factores para que esto se esté dando así, pero entre otros están los asociados a factores económicos, sociales y laborales. La sociedad no mira igual a una persona que es padre/madre a los treinta años, que a una que lo es a los cuarenta y pico. No es igual ser madre/padre sin que por ello pierdas beneficios en tu vida para poder desarrollarte profesionalmente, como en muchos países del norte de Europa (dotando de ayudas para ello), que ser padre o madre cuando todavía no sabes la proyección profesional de futuro que tienes, o cuando incluso sabiendo la proyección de futuro, sientes que no quieres todavía tener hijos.
Hay incluso estudios que indican que ser padre omadre con más de cuarenta años puede generar más problemas genéticos en los hijos y padecer problemas neurológicos, psicológicos y psiquiátricos (autismo, psicosis, hiperactividad, trastorno bipolar). Aunque parece que esta asociación en este estudio no es del todo concluyente, ya que además implica otros factores que hay que tener en cuenta, como la alimentación, el estilo de vida, la calidad del medio ambiente e incluso la propia sociedad.
Pero, aparte de lo que digan las encuestas o estudios, ¿que genera ser padre/madre en una persona? En todos y cada uno de nosotros, cuando somos padres genera una serie de emociones incluso a veces contradictorias. Es decir, por un lado tenemos ganas de tener un hijo, y por otro lado, nos vemos avocados a generar cambios en el estilo de vida y en nuestro entorno. Nos hace ilusión tener un bebé, y por otro lado tenemos miedo de lo que le pueda ocurrir. Angustia porque esté bien y tranquilidad cuando le vemos y nos sonríe.
Hay momentos en los que dentro de la crianza de los hijos, tenemos que aprender de nosotros mismos. Aprendemos que somos capaces de tolerar no dormir lo suficiente, a valorar cuando nuestro hijo se va a dormir y podemos descansar (sin que por ello nos sintamos mal). A descansar incluso en los lugares más inesperados.
Aprendemos también que cuando nuestro hijo llora nos genera cierta angustia y preocupación, sabiendo que lo que quiere es que le cojamos en brazos. Pero que hacemos en estos momentos. Cuando eres primerizo/a no sabes muy bien lo que tienes que hacer. Sientes que en muchas ocasiones te estás equivocando, porque no tienes muy claro lo que has de hacer. En este ejemplo, muchos y muchas de nosotras cogemos al niño para poder calmarle, y a la vez le transmitimos seguridad. Sin embargo en otros dejamos un tiempo que llore, y le damos seguridad con nuestra voz, para que aprenda a dormirse solo y a tener la seguridad de que papá/mamá están aquí al lado. ¿Qué es lo que hay que hacer? Nadie lo sabe. Sólo lo sabes tú cuando estás en esta situación y que es lo que te sale.
Además aprendes a pensar que es lo que haces con tu hijo y si consigues lo que te gustaría conseguir cuando lo haces. Si cuando coges a tu hijo y este se calma y tú también te calmas, y eso es lo que quieres y te sale de forma natural. Entonces estás en lo correcto. Si en cambio te sientes que no es lo que te sale hacer, y crees que lo que tienes que hacer es estar cerca de él y hablarle, también estás en lo correcto. El problema no está en qué es lo que hay que hacer, sino qué es lo que cada uno cree que hace mejor para consigo mismo y para con su hijo.
Ciertamente, hay que tener en cuenta que nuestros hijos están en esta sociedad, y queramos o no han de incluirse en ella. Han de poder valorar los beneficios de esta vida, y además aprender a que no todo en la vida lo conseguimos cuando lo deseamos. Lo que hay que enseñar también es a creer en sí mismos para poder ser capaces de afrontar lo que la vida nos dé. Tanto lo bueno como lo malo. Porque gracias a que existe lo malo, damos valor e importancia a lo bueno. Además de que no siempre lo malo es tan malo.
Hay que ver el lado positivo de las cosas que suceden, y ser padre es a la vez positivo y negativo. Negativo (y no tan negativo) es que pierdes muchas cosas de ti, para convertirte en ti mismo en otro escenario, y lo positivo es que aprendes mucho de ti y de tu hijo. En conclusión como Miguel de Cervantes decía en una frase célebre
¡El hacer el padre por su hijo, es hacer por sí mismo!
¡Feliz día del padre… o no!


Ago 10, 2017 | Nuestro equipo de cerca
Hoy os presentamos a un integrante más de nuestro equipo, Javier García y esta es su historia.
En este artículo Javi nos habla de su pasado y de su presente. Veremos con él el camino que le ha traído hasta aquí y cómo ha logrado ser psicólogo en Madrid.
¿Qué querías ser de pequeño/a?
Pues cuando era muy muy pequeño no tenía todavía claro lo que era ser mayor. Por eso no tenía tampoco claro lo que quería ser. Era por mi adolescencia cuando decidí ser lo que era una amiga de mi hermana “psicóloga”. No tenía idea de lo que era, pero sé que me atraía las conversaciones que tenía con ella, y sobre todo eso de tener claro que quería ayudar a otras personas cuando tienen problemas. Con el tiempo veía que el ayudar a otros era algo que me gustaba, y tenía muchas ganas de ser mayor para poder hacerlo. Ahora trabajo como psicólogo en Madrid.
¿Un recuerdo de tu infancia/adolescencia?
Un buen recuerdo que tengo de mi infancia es cuando íbamos a la playa, y recordar cómo me sentía en ese espacio. Recordar a la familia en momentos que pasábamos cuando nos juntábamos todos: los primos, los tíos y mis padres. Nos juntábamos en casa de mis tíos y recuerdo sacar los juguetes todos al suelo y poder jugar todos los primos juntos. Nos juntábamos unos cinco primos, y recuerdo luego a los padres riñéndonos para que colocáramos los juguetes y mientras nosotros intentándonos escapar de esa tarea.
¿Por qué decidiste ser psicólogo/a?
Cómo he comentado más arriba, ya por mi adolescencia decidí hacerme psicólogo y aunque no sabía lo que significaba era para mí un reto el poder ayudar a otros en sus problemas. No me ha sido fácil poder realizarlo, aunque he podido superar las diversas trabas que te pone la vida para superarlo y realizar lo que quería.
¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
Llegar a entender el problema que me plantea una persona y poder ayudarla a superarlo. Cuando nos encontramos en una situación difícil o con un problema nos creemos que no vamos a ser capaces de superarlo, y tomar la decisión de pedir ayuda no es fácil.
En ese momento es cuando pensamos que no vamos a poder solucionarlo, pero no nos damos cuenta que en ocasiones necesitamos ayuda para poder ayudarnos a nosotros mismos a superar los problemas que la vida nos plantea. Entender entonces que una persona ha venido a pedirme ayuda ante un problema y comprenderlo a su forma, me ayuda a ayudar a la persona a superarlo juntos.
¿El mayor reto al que te has enfrentado en tu profesión?
Llegar a entender el estigma hacia una persona con problemas, y más concretamente con problemas mentales. Es algo que no logro entender. Cómo todos somos tan diferentes y por el hecho de serlo, somos también iguales. Entender cómo uno discrimina a otro porque tiene un problema es algo que me plantea un reto todos los días en mi profesión ahora que soy psicólogo en Madrid.
Entender lo que a uno le está pasando es difícil, pero entender y comprender a otro cuando lo está superando es algo que hay que reconocer, y cuando esto no sucede, reconozco que para mí me plantea un desafío el que lo logre entender.
¿Una canción y una emoción?
Reconozco que poder elegir dentro de todo el elenco de canciones de mi vida es difícil, pero he de indicar que una canción que me hace moverme y ponerme contento es una de Coldplay: Adventure of a lifetime.
Es una canción que me trae los momentos más divertidos de mi presente historia. Los monos que salen en el video me parecen muy graciosos y tengo la tendencia a imitarlos. Es por ello que la emoción que me transmite es la de alegría y energía. Además, cuando se la he puesto a mi hijo, juntos nos hemos puesto a bailarla y por eso me trae un momento muy feliz.
Por el contrario, una canción que me entristece mucho es una de Adele: Someone like you. No tiene nada que ver la letra, pero me recuerda mucho a mi padre y por ello me pone triste. Ahora soy capaz de escucharla y reconocer su belleza, pero cuando murió mi padre, tuve una temporada que me lo recordaba y no podía escucharla sin llorar.
Alguien a quien admiras y se merecería una entrevista.
Es verdad que podría haber muchas personas que merecerían una entrevista y sobre todo poder dedicarle un café y una buena conversación. Entre ellos elijo a una persona importante y que me ha enseñado mucho que es mi padre. Pero, además, dentro de la vida pública podría elegir, entre otros, a Einstein, Marie Curie, Frida Khalo, Joaquín Sabina y Piaget. Con todos ellos seguro que con un café y una buena conversación podría aprender mucho de ellos.
Tu lugar favorito en el mundo.
Uno de los lugares que he conocido y me ha encantado por su belleza está en Asturias, en Picos de Europa. Es un lugar llamado “Collado Germoso”. Además de éste lugar, me gustan otros muchos, pero lo que actualmente me gusta es aquel sitio donde estén mi mujer y mi hijo.
¿Qué otras pasiones tienes?
Escuchar música es una de mis grandes pasiones. Además, el poder hablar con la gente y aprender de ella, es algo que me apasiona, siendo de trabajo o fuera de él. El senderismo, la montaña, los lugares abiertos, el buceo, es algo que me gusta mucho y que espero compartir con mi hijo, que actualmente tiene 10 meses. 
¿Puedes recordar lo último que aprendiste impartiendo un taller o dando una sesión? (Del paciente, niño, etc.)
Algo que me gusta de los talleres de Risoterapia es que somos capaces de descubrir cosas de nosotros mismos. En uno de los talleres que impartí en una empresa, descubrí que había compañeros de trabajo que mantenían las distancias entre ellos. Es con las dinámicas y los juegos cuando se abrieron y pudieron compartir experiencias. Notar esa complicidad, que se produjo de forma natural, es algo que todavía conservo y me alegra haberlo vivido.
Un material que te guste mucho para trabajar y que recomendarías.
Me gusta mucho trabajar con analogías y aforismos. En realidad, recomiendo todo tipo de cuentos, fábulas o analogías que hagan entender a la persona como nos hace sentir algo y por ello llegar a la parte más emocional. Y de ahí poder ayudarnos en la búsqueda de una solución diferente a la que estamos utilizando para resolver un problema. Jorge Bucay es uno de los más conocidos, pero en realidad, cuentos de todo tipo pueden llegar a ayudarnos a entender las emociones desde los más hondo y ayudarnos a reconducirlas.
Para terminar, una frase que tengas presente en el día a día.
«Tu vida no mejora por casualidad, mejora por el cambio»

Comentarios recientes