La tristeza es una de las emociones básicas más “molestas”,junto al enfado, no por ello menos necesaria. Es una de las que denominadas negativas que, al igual que las positivas, cumple una función adaptativa y necesaria para el equilibrio psíquico y emocional. De hecho gracias a un buen manejo de la tristeza y expresión de esta emoción, nos ayuda a superar diversos momentos difíciles en nuestra atareada vida.
Con ella sentimos pena, soledad, pesimismo ante la pérdida de algo importante o cuando nos han decepcionado. La función de la tristeza es la de pedir ayuda, nos permite la reflexión y nos motiva hacia una nueva reintegración personal. Sin embargo, en la sociedad actual la tristeza no está bien vista y desgraciadamente suele suprimirse con graves consecuencias.
Desde la infancia nos enseñan a reprimir la tristeza, a ocultar nuestras lágrimas y en su lugar mostrar nuestra mejor sonrisa.De este modo los niños y niñas crecen aprendiendo a ocultar la tristeza. Una parte muy importante de la educación emocional consiste en educar a nuestros pequeños para una adecuada gestión de las emociones negativas, permitiendo que cumplan su función y puedan así desaparecer.
A continuación presentamos una serie de “recetas” o “trucos” para ayudar a nuestros pequeños (y no tan pequeños) a manejar mejor esta emoción no positiva:
No te burles de su tristeza, ni dejes que otros se burlen de ella: es muy normal que cuando un niño/a llora, le tachemos de llorica o llorón y se hagan burlas.
La terapia del abrazo: ayudan no sólo a sentirnos bien, sino también a reducir la tensión y a aumentar la autoestima. El contacto físico del abrazo llena de energía tanto al que abraza como al que recibe el abrazo.
Hacer una lista de las cosas buenas que tiene. Le ayudará a ver todo lo bueno que tiene a su alrededor. A veces nos olvidamos de las cosas buenas de la vida. ¡Pero hay muchas! Escribe las tuyas (p.ej. Mi amigo Alberto…)
¡Habla!¡ Expresa! ¡Te escucho! tomate tu tiempo…
El papel de familiares cercanos, amigos o compañeros es fundamental. Es necesario que comprenda que no debe tener miedo a contar cómo se siente y a comentar a los demás cómo le pueden ayudar. Deja que te explique porque está triste, ayúdale a reflexionar gracias a la tristeza y a ir más allá. No se trata solo de llorar, sino de descansar y reflexionar. Además Permite su tiempo de duelo ante grandes pérdidas o acontecimientos adversos, ese proceso es necesario para el consiguiente reajuste.
Es importante tener en cuenta esto y educarles para que sean capaces de sentir todas sus emociones y expresarlas, de vivirlas y aprender de ellas para llegar a ser felices.
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