La ansiedad es la emoción que experimentamos cuando percibimos una situación como amenazante. En la mayor parte de las ocasiones, cuando hablamos de ella, solemos darle una connotación negativa. Sin embargo no siempre es así…

 

La ansiedad puede hacernos sentir prisioneros

 

Al contrario de lo que se puede pensar, la ansiedad es una emoción adaptativa. Un mecanismo de defensa que nos permite prepararnos para intervenir ante los riesgos y amenazas, tratando de minimizar las consecuencias. Nos impulsa a actuar de un modo determinado en función de la valoración que hacemos de ese peligro.

 

Cuando experimentamos ansiedad, ésta se manifiesta en tres niveles:

  • A nivel COGNITIVO: qué pensamos, qué interpretación hacemos de esa situación.
  • A nivel FISIOLÓGICO: qué sentimos desde un punto de vista más físico (palpitaciones, temblor, sudoración, opresión…).
  • A nivel MOTOR: cómo actuamos.

rueda pensamientos ansiedad

Pero si la ansiedad es una emoción que nos permite adaptarnos, ¿por qué puede llegar a hacernos sentir tan mal? ¿qué pieza no encaja en este puzzle? Uno de los elementos que marcan la diferencia es el control que tenemos sobre ellla, los pensamientos negativos que inician la rueda.

 

¿Qué puedes hacer para tener mayor control sobre tu ansiedad?

  • Indentifica qué es aquello que te preocupa y valora si tiene solución. Si la respuesta es sí, ¿qué abanico de posibilidades existe? .
  • No todo es negro o blanco. Busca un pensamiento alternativo en la «escala de grises».
  • Evita realizar un anticipación negativa de lo que «estás segurx que ocurrirá».
  • Utiliza técnicas de relajación, como por ejemplo la respiración, que te permitan generar un estado emocional positivo y contrario al que provoca una situación ansiógena. Si quieres conocer las técnicas de relajación más utilizadas, Cristina García te lo cuenta aquí.
  • Cambia tu foco atención, redirigiéndolo desde aquello que te preocupa hacia cualquier otra tarea que sea que te resulte placentera.
  • Cuida  tu alimentación, introduciendo en tu dieta los nutrientes necesarios y programa la práctica de ejercico físico que te permita liberar parte de la tensión acumulada.

 

Si el grado de malestar que sientes es muy elevado, quizás sea necesario solicitar la ayuda de un profesional que pueda trabajar contigo estas y otras herramientas de forma más personalizada. No olvides que pedir ayuda NUNCA es sinónimo de fracaso, sino un símbolo de valentía y fortaleza.

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