La semana pasada, Cristina nos hablaba un poco en este post de la importancia de tener una autoestima sana, siendo conscientes de nuestras fortalezas, pero además también de nuestros límites. En esta ocasión nos vamos a centrar en explicar la influencia recíproca entre autoestima y asertividad.
Pero para empezar, ¿qué es la asertividad? Nos referimos a un estilo de comunicación mediante el cual expresamos y defendemos nuestros derechos, intereses, opiniones y preferencias desde el respeto y sin ofender a los demás. También contempla la habilidad para decir “no”, que nos ayuda a la hora de rechazar peticiones que consideramos que son abusivas y que no estamos en disposición de poder aceptar. Esta habilidad juega un papel crucial de cara a crear y mantener relaciones sociales satisfactorias.
Además del estilo de comunicación asertivo, tenemos otras dos formas de comunicación que se sitúan en los extremos: el agresivo y el pasivo. El primero no tiene en cuenta las necesidades de los otros, impone su criterio y únicamente se centra en lograr sus propios intereses. Por contra, el estilo pasivo antepone los deseos, necesidades e intereses de los demás por encima de los propios, mostrando una actitud de sumisión con el fin de evitar los conflictos.
Mientras que los estilos pasivo y agresivo suelen llevar aparejados sentimientos negativos, frustración, culpabilidad y sensación de falta de control, el comportamiento asertivo permite una comunicación más directa y honesta con los demás, acompañándose normalmente de pensamientos, sentimientos y conductas que se relacionan con una autoestima saludable: habla fluída y firme, seguridad, contacto ocular no desafiante y una postura corporal relajada.
Existe una relación muy estrecha entre autoestima y asertividad, de tal manera que nos podemos encontrar en muchas ocasiones con personas que tienen una baja autoestima debido, entre otros aspectos, a que no suelen practicar un estilo de comunicación asertivo. En cambio, la persona que posee una autoestima sana y fuerte se considera valiosa por sí misma, se acepta tal y como es y no necesita la aprobación de otros, y todo esto se traduce en que no siente temor a la hora de defender algo que considera inadecuado y que le está produciendo malestar.
En definitiva, hemos querido resaltar la importancia que tienen estos conceptos a la hora de mantener relaciones interpersonales de buena calidad, y además cómo influye de manera positiva en nuestro bienestar a nivel individual.
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