¿Creamos nuestros propios problemas?

¿Creamos nuestros propios problemas?

Los seres humanos poseemos una formidable capacidad de complicarlos la vida. Podemos llegar a manifestar tormentosas, retorcidas y persistentes patologías, tales como fobias, trastornos de pánico, obsesiones, manías, anorexia, bulimia, depresión, crisis de pareja, y muchos otros.

Un aspecto fundamental para el conocimiento de los problemas humanos, para saber cómo se construyen y de qué manera se pueden resolver, es saber que lo que construye un problema y lo mantienen es precisamente lo que las personas intentan hacer para resolverlo. Una tentativa de solución que no funciona, si es reiterada, no solo no lo resuelve, sino que lo complica, hasta llegar a construir un verdadero círculo vicioso.

Sabemos que la realidad cambia según el punto de vista de quien la mira: esto conduce a reacciones diversas sobre la base de diferentes atribuciones que se pueden hacer de la misma realidad. Diremos que cada persona crea su propia realidad sobre la base de lo que hace, guiada por la perspectiva que asume en la percepción de la realidad con la cual interactúa. Ya afirmaba Oscar Wilde “no existe una realidad verdadera, sino tantas realidades como se puedan inventar”.

Con esto deberFrustrationíamos constatar que no existe un conocimiento realmente verdadero de las cosas, solamente puede existir un conocimiento idóneo, o bien un conocimiento instrumental que nos permita administrar la realidad con la cual interactuamos. Que permita adaptarnos eficazmente a lo que percibimos y cuyo desarrollo se presenta mediante un conocimiento operativo que nos enseña a gobernar la realidad del modo más funcional posible.

Lo plantearemos de forma algo más clarificadora con una historia:

“En un día de mucho calor, un padre y su hijo emprenden un viaje, con un asno, para visitar a unos parientes que viven en una ciudad lejana a su comarca.

El padre va montado sobre el asno y el hijo camina a su lado. Cuando pasan delante de un grupo de personas, el padre escucha que éstos dicen:

– Miren eso, ¡que padre tan cruel!, va sobre el asno y su hijo debe andar en un día tan caluroso.

Entonces el padre baja del asno, hace subir al hijo y continúan así el camino. Pasan frente a otro grupo de personas y el padre escucha que dicen

– Pero miren el pobre viejo camina, en un día tan caluroso, y el joven va muy cómodo sobre el asno: ¡qué clase de educación es esa!

El padre entonces piensa que lo mejor es que los dos vayan sobre el asno, y así continúan el camino. Poco después pasan por otro grupo de personas y escuchan a estos decir:

– ¡Observar qué crueldad!, esos dos no tienen ni un poco de misericordia con ese pobre animal que debe cargar con tanto peso en un día tan caluroso.

Entonces el padre se baja del asno, y hace bajar también a su hijo, y continúan caminando junto al asno. Pasan pues por enfrente de otro grupo de personas, que dicen:

– ¡Qué imbéciles esos dos!, en un día tan caluroso caminan a pesar de que tienen un asno sobre el cual podrían montar…”

Ya el conocido filósofo Locke, afirmaba que en realidad consideramos “insensatos a quienes partiendo de premisas equivocadas y usando una lógica correcta y convincente, llegan a conclusiones erróneas”. Diremos que cada persona crea su propia realidad sobre la base de lo que hace, guiada por la perspectiva que asume en la percepción de la realidad con la que interactúa.

Lo que es sorprendente para muchos es que lo que guía a las personas a reiterar la práctica de actitudes y comportamientos disfuncionales no es una “propensión genética” a la patología (salvo excepciones aún así discutibles), sino el aplicar, de manera rígida, soluciones que anteriormente habían funcionado en problemas del mismo tipo. El problema radica en aplicar tentativas de solución aparentemente adecuadas y sobre todo en insistir en su aplicación incluso después de comprobar el fracaso.

Para entenderlo mejor, narraremos una antigua fábula griega:

“Había una mula que todas las mañanas llevaba una carga de leña desde la granja en el valle hasta la cabaña en la montaña, pasando siempre por el mismo sendero a través del bosque, subiendo por la mañana y regresando al anochecer. Una noche, durante una tormenta, un rayo derribó un árbol que obstruyó el sendero. A la mañana siguiente, la mula caminando en su habitual camino, tropezó con el árbol que le impedía el camino. La mula pensó: “el árbol no debe estar aquí, está en un lugar equivocado” y continuó hasta golpear su cabeza contra el árbol, imaginando que éste se desplazaría, ya que ese no era su sitio. Como el árbol no se movió, la mula pensó “quizás no he dado un golpe suficientemente fuerte”, pero el árbol seguía sin moverse. La mula insistió repetidamente…”. Dejamos intuir al lector el trágico final en está fábula.

La vida está llena de eventos problemáticos para cualquiera; la diferencia está en “cómo” cada uno de nosotros afrontamos nuestras realidades, ya que esto conducirá a aplicar tentativas de solución que pueden llevar no solo a la no-solución del problema, sino incluso, a su complicación.
En otros términos, errar es humano pero es la incapacidad de modificar los propios errores lo que vuelve las situaciones en irresolubles. Esta resistencia a cambiar las estrategias en la solución a nuestros problemas, se basa en las experiencias precedentes con resultados favorables al afrontar problemas de la misma tipología. Pero como dice Oscar Wilde “con la mejor de nuestras intenciones, en ocasiones llegamos a los peores de los efectos”. Cuando creamos una idea de una experiencia vivida como eficaz, tenemos grandes dificultades para cambiar una convicción propia. Así pues, cuando las personas insistimos en seguir aplicando estrategias de soluciones disfuncionales con una determinada realidad, lo que mantiene el problema es precisamente lo que hacemos, sin éxito, para resolverlos.

Para crear un cambio y construir una realidad más funcional, desde la perspectiva del problem solving y la terapia estratégica, no tomaremos en consideración el modo en que el problema se ha formado en el pasado, sino cómo éste se mantiene en el presente. Lo que debemos interrumpir, cuando queremos cambiar una realidad, es su persistencia; sobre su formación ocurrida en el pasado, no tenemos ningún poder de intervención. Recurrir a informaciones sobre el pasado de la persona, representa un medio para poder preparar las mejores estrategias de solución de los problemas.

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En realidad no existe ninguna conexión “causal lineal” entre cómo un problema se crea y cómo éste persiste y cómo puede ser cambiado y resuelto. En cambio, si existe una “causalidad circular” entre cómo un problema persiste y lo que las personas hacen para resolverlo sin éxito. Cuando se pretende provocar cambios, lo importante es concentrarse en las tentativas de solución disfuncionales, ya que cambiando o bloqueando éstas, se interrumpe el círculo vicioso que alimenta la persistencia del problema. Una intervención llevará a la ruptura del equilibrio disfuncional creando otro equilibrio más funcional, basado en nuevas percepciones de la realidad, resolviendo el problema.

En relación a las resistencias al cambio y el equilibrio disfuncional, deberemos pues crear experiencias perceptivas concretas que pongan a la persona en condiciones de sentir algo distinto con relación a la realidad que debe cambiar, para abrir de este modo la puerta a reacciones diferentes, ya sea de tipo emotivo o comportamental. El famoso cibernético Heinz von Foerster, afirmaba “si quieres ver, aprende a obrar”. La idea es que para obrar de un modo diferente sea necesario antes aprender a ver el mundo de un modo diferente. Con esto aprenderemos antes a obrar de forma diferente para poder entender de forma diferente y así cambiar nuestra propia percepción de la realidad.

Para la superación de un problema se requiere primero la ruptura del sistema circular de retroacciones entre el sujeto y su realidad, el cual mantiene la situación problemática. A esta fase, le sigue la redefinición y consiguiente modificación de las representaciones del mundo que obligan a la persona a crear respuestas disfuncionales.

Los seres humanos nos relacionamos con la realidad, y a partir de ahí cada uno de nosotros la relaciona con nosotros mismos, con los otros o con el mundo. Mediante este proceso los sujetos construimos la realidad que nosotros mismos sufrimos o manejamos.

“Yo he hecho esto” dice mi memoria.

“Yo no puedo haber hecho esto” dice mi orgullo, y se mantiene inamovible.

Al final la memoria se rinde.

FRIEDRICH NIETZSCHE. Como se filosofa a martillazos

 

 

 

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El manejo de la tristeza

El manejo de la tristeza

La tristeza es una de las emociones  básicas más “molestas”,junto al enfado, no por ello menos necesaria. Es una de las que denominadas negativas que, al igual que las positivas, cumple una función adaptativa y necesaria para el equilibrio psíquico y emocional. De hecho gracias a un buen manejo de la tristeza y expresión de esta emoción, nos ayuda a superar diversos momentos difíciles en nuestra atareada vida.

Con ella sentimos pena, soledad, pesimismo ante la pérdida de algo importante o cuando nos han decepcionado. La función de la tristeza es la de pedir ayuda, nos permite la reflexión y nos motiva hacia una nueva reintegración personal. Sin embargo, en la sociedad actual la tristeza no está bien vista y desgraciadamente suele suprimirse con graves consecuencias.

     Desde la infasad-snot-nosed-kid-1429734ncia nos enseñan a reprimir la tristeza, a ocultar nuestras lágrimas y     en su lugar mostrar nuestra mejor sonrisa.De este modo los niños y niñas               crecen aprendiendo a ocultar la tristeza. Una parte muy importante de la educación        emocional consiste en educar a nuestros pequeños para una adecuada gestión de las      emociones negativas, permitiendo que cumplan su función y puedan así desaparecer.

 A continuación presentamos una serie de “recetas” o “trucos” para ayudar a nuestros pequeños (y no tan  pequeños) a manejar mejor esta emoción no positiva:

 No te burles de su tristeza, ni dejes que otros se burlen de ella: es muy normal que cuando un niño/a llora, le tachemos de llorica o llorón y se hagan burlas.

La terapia del abrazo: ayudan no sólo a sentirnos bien, sino también a reducir la tensióImagen1n y a aumentar  la autoestima. El contacto físico del abrazo llena de energía tanto al que abraza como al que recibe el abrazo.

 Hacer una lista de las cosas buenas que tiene. Le ayudará a ver todo lo bueno que tiene a su alrededor. A veces nos olvidamos de las cosas buenas de la vida. ¡Pero hay muchas! Escribe las tuyas (p.ej. Mi amigo Alberto…)

¡Habla!¡ Expresa! ¡Te escucho! tomate tu tiempo…

El papel de familiares cercanos, amigos o compañeros es fundamental. Es necesario que comprenda que no debe tener miedo a contar cómo se siente y a comentar a los demás cómo le pueden ayudar. Deja que te explique porque está triste, ayúdale a reflexionar gracias a la tristeza y a ir más allá. No se trata solo de llorar, sino de descansar y reflexionar. Además Permite su tiempo de duelo ante grandes pérdidas o acontecimientos adversos, ese proceso es necesario para el consiguiente reajuste.

  Es importante tener en cuenta esto y educarles para que sean capaces de sentir todas sus emociones y expresarlas, de vivirlas y aprender de ellas para llegar a ser felices.

 

 

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Aulas emocionalmente inteligentes ¿un futuro próximo?

Aulas emocionalmente inteligentes ¿un futuro próximo?

¿Sólo las personas con un elevado CI tendrán éxito? Durante mucho tiempo se ha mantenido la idea de que sólo aquellas personas con un elevado cociente intelectual (CI) eran las elegidas para tener una vida llena de éxito. Entonces, ¿aquellas con menor nivel intelectual están abocadas al fracaso? La respuesta a estas preguntas es un NO rotundo. Numerosos estudios han demostrado que el CI sólo determina un 30-40% del éxito académico. ¿De qué depende entonces ese tanto por ciento restante? Lo que sentimos, lo que pensamos, cómo actuamos y cómo nos relacionamos con otras personas constituye una parte tan importante o más que nuestro intelecto para disfrutar de una vida plena. ¿De qué le serviría a un abogado ser el primero de su promoción si a la hora de enfrentarse a un juicio no es capaz de percibir las emociones de su defendido o si ante un primer juicio perdido su frustración es tal que piensa que nunca será válido para desempeñar su trabajo?

emocionalmente inteligentes

Desde el momento en que nacemos, las emociones nos acompañarán a lo largo de nuestra vida y formarán una parte inseparable de quiénes somos. Por ello, es fundamental que seamos capaces de reconocer qué sentimos y por qué, aprendiendo a manejarlo de la forma más adecuada.

La familia es la primera escuela para el aprendizaje del mundo de las emociones, pero no es el único. Cuando los más pequeños crecen, el colegio se convierte en uno de sus entornos más habituales, dónde aprenden conceptos nuevos e interactúan con otros adultos y niños que al igual que ellos, llevan consigo sus propias emociones. Es por eso que el colegio pasa a ser uno de los lugares clave dónde continuar trabajando esa otra inteligencia necesaria para tener éxito, la INTELIGENCIA EMOCIONAL, es decir, la habilidad para percibir, usar, comprender y manejar de forma efectiva no sólo nuestras emociones, sino también las de los demás.

El informe Delors (UNESCO 1996) reconoce que la educación emocional es un complemente indispensable en el desarrollo cognitivo y una herramienta fundamental de prevención, ya quemuchos problemas tienen su origen en el ámbito emocional.

¿CÓMO PODEMOS PONER EN PRACTICA EL APRENDIZAJE DE LAS EMOCIONES DESDE EL AULA?

Para trabajar la Inteligencia emocional es necesario adquirir o potenciar cuatro habilidades básicas:

  • Aprender a percibir y expresar las emociones. Dicen que la cara es el espejo del alma, y es que una de las formas más claras de reconocer las emociones es a través de la expresión fácil; también nos dará pistas el tono de voz o la postura corporal. Al desarrollar esta habilidad, Marta será capaz de reconocer que Lucía está triste, porque su boca se curva hacia abajo. Aitor, a su vez, reconocerá que siente alegría porque no deja de sonreír mientraemocionalmente inteligentes03s practica su deporte favorito.
  • Acceder y/o generar sentimientos que faciliten el pensamiento. Es la habilidad para tener en cuenta lo que sentimos cuando razonamos o tomamos una decisión y cómo afectan las emociones a nuestra forma de pensar. Por ejemplo, como Laura se ha equivocado en un problema de mates y eso la hace estar triste, piensa que ya no podrá ser profe de mayor y enseñar a los niños esa asignatura.
  • Comprender las emociones. El manejo de esta habilidad permitirá integrar lo que sentimos dentro de nuestro pensamiento y etiquetar las emociones, además de conocer las causas que han generado nuestro estado de ánimo y las consecuencias de cómo actuamos. A través de la interiorización de esta habilidad, los niños serán capaces de ponerse en el lugar de sus compañeros y entender las emociones que puedan estar sintiendo. Laura no solo será capaz de reconocer que Lucía está triste sino que comprenderá que se sienta así por haber perdido su estuche favorito, ya que ella también se sintió mal cuando desapareció su cuento, y se acercará a ella ofreciéndole su ayuda.
  • Regular las emociones. El aprendizaje de esta habilidad permitirá que los niños aprendan a controlar tanto sus propias emociones como las ajenas, intentando reducir las emociones negativas y aumentando las positivas poniendo en práctica distintas estrategias. Gracias a esta habilidad, Raúl y Víctor, que están discutiendo en el recreo sobre un juego, deciden hablar sobre lo que piensa cada uno y conseguir así llegar a un acuerdo con el que los dos se sientan bien, en lugar de gritarse o insultarse el uno al otro.

 Conscientes de la importancia de trabajar tanto el plano emocional, los colegios de la comunidad canaria han comenzado a implantar durante este curso una nueva asignatura en su sistema lectivo: Educación Emocional y para la Creatividad, una materia obligatoria y evaluable que se imparte a los niños de 1º a 4º de Primaria, cuyo objetivo es “gestionar de manera eficiente los sentimientos utilizando la razón, además de expresar y reconocer las emociones y aprender a regularlas y controlarlas utilizándolas de forma productiva”. 

Desde Ampsico quemocionalmente inteligentes02eremos aplaudir esta iniciativa de los colegios canarios y esperamos que en poco tiempo esta noticia pueda extenderse a muchos más centros y logremos que nuestras  aulas también sean “emocionalmente inteligentes”.

 

 

Educar a la mente sin educar el corazón, no es educar en absoluto”

Aristóteles

 

 

 

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