Cómo establecer normas y límites de forma adecuada

Cómo establecer normas y límites de forma adecuada

Pequeños consejos para grandes padres

 

Sin duda una de las asignaturas más difíciles de ser padres es educar a nuestros hijos…y «no morir en el intento». Y en esta carrera de fondo establecer normas y límites de un modo adecuado juega un papel protagonista.  ¿Por qué es tan importante poner normas y límites? Porque con ello ayudaremos a nuestros hijos a ser más seguros, más autónomos y, sobre todo, más felices.

 

Los niños necesitan normas y límites y cuando no los tienen se pueden sentir perdidos e inseguros, no saben qué es lo que tienen que hacer, qué es lo que se espera de ellos y tampoco qué camino deben seguir. A partir de los dos años y medio podemos establecer límites de forma más clara, pero ¿cómo hacerlo? A continuación os dejo algunas píldoras para que esta tarea sea un éxito.

¿Y los niños? ¿Cómo reaccionan ante los límites? La reacción más típica de un niño frente a un límite es el enfado. Es su forma natural de expresar lo que siente, la desilusión de no haber conseguido lo que quiere y la frustración por no satisfacer su deseo. Pero experimentar emociones negativas no es algo que debamos impedir, sino todo lo contrario. Permitir su frustración y dejar que se enfade y que lo exprese le ayudará a que pueda aprender a regular sus propias emociones.

 

Aunque el establecimiento de normas y límites en ocasiones puede convertirse en una tarea dura, no olvides reforzar cada conducta positiva, cada logro conseguido por tu hijo, por pequeño que sea. Eso hará que vuelva a repetirse.

 

No te rindas: calma, constancia y cariño serán tus grandes aliados.

 Calma, constancia y cariño para lograr establecer normas y límites

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¿Alguna vez te has sentido como un barco a la deriva? No estás solo

¿Alguna vez te has sentido como un barco a la deriva? No estás solo

¿Alguna vez te has sentido como un barco a la deriva?

En los años que llevo trabajando como psicóloga, he tenido el privilegio de escuchar infinidad de historias preciosas e inspiradoras. He aprendido que aunque las experiencias de cada uno sean diferentes conectan con todos y cada uno de nosotros. De corazón a corazón.

Quiero compartir con ustedes una de las cartas reflejo de esta historias. Está escrita desde el sabio interior que todos llevamos dentro. Este es el trayecto de una valiente que logró superar la culpa y encontrar la felicidad.

Soy un barco… 

 

A mi me hubiera gustado ser un velero. Por qué un velero te preguntarás. Por el placer de surcar las aguas sin preocupaciones, tranquila y solo pensando en llegar a puerto…

 

Pero claro, yo no soy así. ¿Y qué tipo de barco soy? Pues soy un barco carga o mercancía, que va surcando las aguas de la vida, parando en cada puerto y recogiendo carga y más carga… de la hermana, de la madre, del padre… Y así poco a poco el barco se va llenando. En pocas ocasiones voy a lo mio sin preocuparme por los demás. Porque uno no elige el tipo de barco que es. O eso creía yo…

 

Cada vez me cuesta más surcar estas aguas de la vida. La travesía sigue pero cada vez es más lenta y costosa. Decido que hay que soltar carga, pero no puedo, porque entonces me asalta la culpa. Esa culpa que me juzga y que dice que eso no es lo correcto. Pero en realidad soy yo misma la que me estoy juzgando, no los demás. Supongo que los demás pensarán que no estoy haciéndolo bien si no los escucho o no les ayudo. Pero realmente son suposiciones de mi cabeza y esa culpa es la carga más pesada de todas.

 

perdido, a la deriva

Llegó un día en el que empecé a hundirme. Entro agua y más agua y me fui yendo al fondo. Entonces, justo en ese momento, es cuando decido pedir ayuda. Pero claro no cualquier ayuda sirve para rescatarme. Necesitaba una ayuda especializada.  Porque vi claro que seguiría hundiéndome y mi carga conmigo.

 

Gracias a la ayuda recibida conseguí salir a flote, aprendiendo que nadie me puede juzgar ¿Qué esta bien y que esta mal de nuestras acciones al fin y al cabo?

 

El peor juez es uno mismo y nos creamos esa culpa de la que tanto nos cuesta despegarnos. No soy peor persona por no poder con todo lo que me echan encima o por poner límites en mi vida.

 

Seguro que los demás lo entienden, pero la primera persona que tiene que entenderlo soy yo y no nacerá la culpa.

 

He aprendido que la vida es el mar y yo soy el barco que fluye. El agua del mar me ayuda a flotar pero sino tengo cuidado me puedo ahogar.

 

Ahora puedo decir que soy bastante más velero y menos barco de carga. Porque este barco puede cambiar y ser lo que yo quiero que sea.

 

liberate de la culpa

Gracias, barco de rescate.

                                                                                                                    Anónimo

 

 

Desde pequeños tenemos que aprender a vivir en este mundo. Sin embargo no siempre es fácil. Para superar los obstáculos que nos vamos encontrando vamos desarrollando estrategias. Como por ejemplo ayudar a los demás, ser fuerte, no mostrar la vulnerabilidad… Estas estrategias pueden llegar a resultar obsoletas en nuestro presente. Poniendo conciencia en nuestra forma de afrontar la vida podemos decidir cuáles de nuestras acciones nos están ayudando y cuáles nos están saboteando. Y desde ahí decidir que tipo de barco queremos realmente ser 🙂

 

Experiencias como las que encontramos en esta carta producen un impacto positivo no solo en el/la autora. Sino que se convierten en una herramienta que puede ayudar a otras personas que se encuentren en una situación similar. Estas cartas de sabios crean una comunidad de personas que han marcado la diferencia. Al fin y al cabo el amor se hace más grande a medida que lo compartimos.

Cristina García Van Nood, psicóloga en Ampsico

 

 

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Dile la verdad, pero con cariño

Dile la verdad, pero con cariño

“Mami… ¿Dónde está el abuelo? ¿Por qué no vamos hoy a su casa para comer con él?” preguntó Dani de 7 años dos días después de que su abuelo falleciese. “Cariño, hoy nos vamos al parque… seguro que nos lo pasamos mejor”. Le contesta su madre con lágrimas en los ojos. Tiene miedo a que Dani siga con su interrogatorio y ella no sepa cómo contestarle. Sabe que si le dice la verdad su hijo va a llorar y lo va a pasar mal. Tenía una relación muy especial con su abuelo.

Nos suena de algo esta escena, ¿verdad? Si no la hemos vivido directamente, hemos escuchado en varias ocasiones como nos la contaban. Y es que, la muerte es una etapa de nuestra vida. Algo natural que tarde o temprano tenemos que afrontar con mayor o menor distancia emocional y física. Aunque es difícil aceptar la idea ya que significa no volver a ver a una persona nunca más, tenemos que convivir con ella y hacerlo parte de nuestra vida. En ocasiones no terminamos de afrontarlo y se convierte en un problema. Sobre todo cuando se trata de hablar con los más pequeños de la casa y explicarles lo sucedido. ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Cómo? Demasiadas preguntas que ni nosotros mismos los adultos nos podemos contestar.

“Se ha ido muy lejos, se ha quedado dormido, está en el cielo…” son algunas de las razones que se les da a los niños para responder a sus inquietudes con respecto a las personas fallecidas. Así los mayores no nos vemos obligados a tener que volver a explicar qué ha pasado o porqué, y creemos que estamos evitándoles pasar un mal trago. Pero nada más lejos de la realidad, lo que sucede es que evitamos hablar sobre la muerte y de alguna manera, estamos dando un mensaje de “tema prohibido o tema tabú” a los propios niños, creando una incertidumbre e inquietud en ellos. El hecho de que no sigan preguntando no significa que hayamos resuelto sus dudas o inquietudes. Ellos siguen sin terminar de entenderlo. Se ven obligados a construir sus pensamientos: la poca información que recogen de su entorno la mezclan con su imaginación, y forman sus propias teorías o se dan sus respuestas. Podemos entender que no siempre son la mejor opción para ellos. Por eso es importante ayudarles a encontrar respuestas acertadas en su mundo de fantasía. Para no alimentar que esas razones que ellos mismos construyen y se dan, sean más dañinas que la propia realidad.

¿Qué nos hace dar rodeos y no pronunciar delante de ellos la palabra “muerte”? Pues en la mayoría de las ocasiones, es nuestra propia angustia o inquietud. Evitamos incluso llamarlo por su nombre, utilizando expresiones como las anteriormente citadas. Pensamos que mantenerles un poco alejados de esta realidad, les va a ayudar a crecer sin desasosiego. Es algo tan traumático para nosotros que pensamos que cuanto menos se hable de ella, menos sufrimiento les causaremos. Sin embargo como ya hemos adelantado, producimos el efecto contrario.

Algo básico en la comunicación del fallecimiento de un ser querido son estos cuatro conceptos clave:

  1. La muerte es universal, hasta las hormiguitas que hay en el campo se mueren.
  2. Es irreversible, una vez que un ser vivo haya fallecido no puede volver a vivir.
  3. Si nos morimos el cuerpo lo hace con nosotros. Todas las funciones vitales que hacen que podamos comer, respirar, escuchar… dejan de funcionar.
  4. Y el cuarto, siempre tiene una explicación: enfermedad, accidente, edad…

Estos cuatro conceptos claves que se relacionan con la muerte van a ser entendidos, aprendidos y asumidos por el niño variando en función del momento evolutivo en el que se encuentre.
Para hacérselo más comprensible al niño y ayudarle a integrar esta vivencia, es de vital importancia que sus padres o los mayores de su alrededor, se lo hagamos más fácil. Hablarles con naturalidad y sin esconder lo que ello provoca en nosotros. Enseñándoles que llorar es una respuesta normal al pensar que su abuelito no va a volver y por tanto, no hay que esconderse para hacerlo ni sentirse mal por ello. Si les transmitimos seguridad llevando a la normalidad lo que se siente en estas situaciones, le damos un espacio para que pregunten sus inquietudes y dudas. Además, si les mostramos que su día a día va a sufrir el menor cambio posible, que va a poder seguir yendo a su cole o visitar a su abuela, ellos sienten menor vértigo. Su mundo no se desmorona tanto como en un primer momento han creído.

En el caso de nuestro pequeño Dani, con sus siete añitos seguramente que ya entienda el carácter irreversible y definitivo de la palabra muerte. Es decir, que su abuelito ya no volverá a comer con él a la salida del cole. En este caso, Dani ha reaccionado de una manera sosegada, pero a su edad no es raro cuando ante este tipo de situaciones los niños se vuelven algo agresivos, demasiado alegres o incluso juegan a buscar a las personas desaparecidas. Son afrontamientos que dentro de unos límites temporales y cualitativos, forman parte de un proceso normal de aceptación. Pueden evitar mostrarse todo lo tristes que están, o negar que sienten pena. Por ello es importantísimo que se sientan apoyados emocionalmente por sus familiares y personas de confianza. Si lloramos con ellos y no nos escondemos, hablamos de la persona que ya no está con naturalidad manteniéndole en el día a día.

“Mami… ¿Dónde está el abuelo? ¿Por qué no vamos hoy a su casa para comer con él?”, preguntó Dani. “Cariño, no podemos ir con el abuelo porque sabes que se murió hace dos días”, le contesta su madre. “Y entonces, si no le veo ¿me voy a olvidar de él?” contesta Dani con gesto de preocupación. “No hijo, siempre que quieras le vamos a recordar y hablamos de él ¿Qué te parece si me cuentas uno de los chistes que él te enseñó?” le dice. “¡Vale! ¿Cuál prefieres?”. Y así Dani pasó todo el camino a casa, triste porque no vería a su abuelo, pero tranquilo porque su mami le había enseñado una manera de no olvidarle. Después de que ya no podría jugar más con su abuelo a las canicas, era lo que más le preocupaba.

 

Julia Romero Bernal, psicóloga en Ampsico

 

 

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Macarena Cutillas

Macarena Cutillas

Tener el valor de salir del camino establecido para cambiar nuestro rumbo es un proceso muy personal. Es bueno rodearnos de gente que nos inspire y llene de energía para avanzar hacia nuestros propios logros.

Hemos tenido la oportunidad de entrevistar a Macarena Cutillas, profesora de yoga y mujer inspiradora que contagia energía y entusiasmo.

La hemos entrevistado para que conozcáis su valiente historia.

Háblanos un poco de ti, sabemos que no siempre te dedicaste al yoga ¿Cómo te decidiste a dar este cambio?

Yo me dedicaba a algo totalmente diferente, la abogacía. Intuía que no era lo mio, que no tenía que ver conmigo. Lo intenté durante cinco años. Pero en un viaje a Costa Rica, probando una clase de Hot Yoga, algo se abrió en mi.

Desde ese día fui consciente de un cambio tanto en el cuerpo como en las emociones. Saqué un montón de frustración y de ira que tenía acumulada desde hacía meses o incluso años. A partir de esa apertura volví a España y empecé a practicar yoga.

Fue entonces cuando pensé que quería disfrutar de la vida con salud tanto física como mental. A los 5 meses me marché a California dejando atrás la carrera que había seguido para empezar el training de profesores. Quería ser profesora de yoga y compartir esta filosofía de vida con los demás.

Después fui a Nueva York, India, Bali y mientras hacía formación como profesora de yoga observaba el uso del yoga en el mundo y me di cuenta de que en España está muy poco desarrollado. Fue entonces cuando decidí volver a España y abrir el centro.

¿Cuál era tu sueño de pequeña?

Yo me imaginaba siendo una abogada, empresaria y/o economista en mi propio despacho tomando grandes decisiones y ganando mucho dinero.

¿Cuál ha sido el mayor reto al que te has tenido que enfrentar? ¿y el mayor logro que has conseguido?

El primero fue el cambio. Siempre había pensado que tenía que seguir un camino no aunque no me gustara. Durante el cambio el reto fue que descubrir qué es lo que realmente me hace feliz y convertirlo poco a poco en una nueva forma de vida.

Mi mayor logro ha sido desarrollar una parte de mi que pensé que no existía, la creatividad. En el derecho nunca lo habría podido aplicar. Yo pensaba que no era nada creativa. Pero desde que hago lo que me hace feliz y me motiva me doy cuenta de otras facetas mías que tenía adormecidas de entre ellas la más importante para mi es la creatividad.

¿Qué consejos le darías a otras personas que desean tomar las riendas de su vida?

Primero no precipitarse, tomar las decisiones con calma y tiempo. Y por otro lado buscar lo que te haga feliz.

Desde el punto de vista del yoga ¿cómo se relacionan el cuerpo y la mente?

El yoga entiende que somos cuerpo, mente y espíritu. Según las escrituras de yoga lo más importante es la mente mientras que el cuerpo es una casa en la que vives.

Por eso se trabaja físicamente primero, preparando el cuerpo para poder llegar a la mente. El objetivo es que la mente no te domine a ti sino que tu seas capaz de usarla como y cuando quieras aprendiendo a parar.

Vivimos en una sociedad en la que el estrés está muy presente ¿Qué efectos crees que tiene en nuestra salud mental y física?

yoga en grupo

Por un lado hay un avance, al tener tantas cosas e información a un alcance inmediato. Sin embargo, todo avance tiene una contra y es que vivimos en una sociedad en la no sabemos lo que queremos pero lo queremos ya.

Es importante pararnos a ver  que es lo que tu eres y  quieres para dejar ese estrés a un lado.

 

Una expresión o frase que te resulte inspiradora.

 «Vive como si fueras a morir mañana. Aprende como si fueras a vivir siempre».  Mahatma Gandhi.

 

Ampsico ha empezado a colaborar con Californian Hot Yoga para facilitar que tanto alumnos como pacientes puedan lograr ese bienestar físico y psicológico. Si quieres tener a Macarena como tu profesora de yoga acude a su centro y dile que vas de parte nuestra 😉

Si te has quedado con más ganas de Macarena puedes observarla en acción en el siguiente vídeo:

Que tu empresa sea tu pasión

 

Profesora de yoga en Californian Hot Yoga

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Identifica y haz frente a la astenia primaveral

Identifica y haz frente a la astenia primaveral

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Muchas personas esperan con entusiasmo la llegada de la primavera. En el transcurso de esta época del año, las temperaturas suelen ser más elevadas (aunque de momento este año el buen tiempo se resiste a quedarse con nosotros) y hay más horas de luz, debido al cambio horario que tiene lugar el último fin de semana del mes de Marzo. Estas circunstancias suelen favorecer una mayor disposición a realizar más actividades de ocio, excursiones al aire libre, etc. Pero también la primavera puede generar algunas alteraciones en nuestro organismo que influyen en nuestra calidad de vida. En concreto, vamos a conocer un poco más a continuación en qué consiste la astenia primaveral.

La astenia primaveral se caracteriza principalmente por una sensación general de debilidad, tanto a nivel físico como psíquico, así como una falta de energía y de vitalidad. Dentro de los síntomas físicos podemos encontrar, entre otros, problemas para dormir (por ejemplo, sueño no reparador, es decir, sentir que no se ha descansado durante la noche pese a dormir un número considerable de horas), fatiga o cansancio, así como pérdida del apetito. A nivel psicológico podemos tener dificultades para concentrarnos, problemas de memoria, apatía (entendida como desgana o desinterés) e incluso sentimientos de tristeza y vacío. Todo ello nos hace más complicado y trabajoso el hecho de enfrentarnos a los quehaceres y tareas de nuestra rutina diaria en las842004 distintas esferas de la vida: laboral, familiar, social, etc.

Las causas de esta alteración estacional no están del todo claras, aunque se sospecha una relación con los cambios climatológicos, así como los procesos alérgicos asociados a esta época del año. Parece ser que las mujeres la sufren en mayor medida que los hombres, y el rango de edad de aparición oscila entre los 20 y los 50 años de edad.

Pero entonces, ¿estamos hablando de una enfermedad? ¿Se podría considerar un síndrome? No necesariamente; vamos a aclarar un poco esta cuestión. En términos generales, la astenia primaveral supone un desajuste puntual y pasajero, una alteración que puede ser, a priori, fácilmente reversible, en la medida en que nuestro organismo consiga adaptarse lo más rápidamente posible a los cambios climatológicos y de horas de luz que caracterizan a esta estación. Habitualmente, se trata de una afectación leve, que suele desaparecer en pocos días, incluso sin que llegue a ser precisa la implantación de un tratamiento que combata directamente los síntomas. No obstante, en algunas ocasiones, la astenia puede agravarse, debido a que se prolonga demasiado en el tiempo, siendo la sintomatología cada vez más frecuente e intensa. Si se da esa situación, es recomendable acudir a un profesional especializado, ya que en esos casos la astenia primaveral podría evolucionar hacia el inicio de un trastorno del estado del ánimo, o también, por otro lado, hacia el llamado “síndrome de fatiga crónica”, el cual puede llegar a interferir de forma significativa en la vida de las personas que lo padecen.

Con el fin de superar con éxito la astenia primaveral, es recomendable:

  • Cuidar la alimentación, proporcionando a nuestro organismo los nutrientes necesarios, a través de una dieta equilibrada y saludable. Resulta adecuado incrementar el consumo de frutas, legumbres y verduras, y disminuir el de bollería industrial y alimentos precocinados, entre otros. También es importante ingerir más líquidos en esta época para prevenir una posible deshidratación, ya que se produce un aumento de la sudoración como consecuencia de la subida de las temperaturas.Serene woman
  • Tener una buena higiene del sueño, es decir, mantener unos hábitos adecuados y regulares a la hora de acostarnos y levantarnos, tratando de hacerlo siempre a la misma hora. Además, es importante dormir las horas necesarias para que nuestro cuerpo se sienta descansado; para cada persona esta cantidad puede ser diferente, aunque suele estar en torno a 8 horas.
  • Realizar ejercicio físico. La llegada del buen tiempo nos anima a realizar actividades fuera de casa, y esto resulta muy conveniente para distraernos, relajarnos y favorecer un mejor descanso a la hora de irnos a dormir. En definitiva, nos ayuda a desconectar de nuestras obligaciones diarias.
  • Prestar atención a nuestras emociones. A veces, la astenia puede ir acompañada de cuadros de ansiedad, altos niveles de estrés, así como trastornos depresivos. Es conveniente identificar aquellas situaciones que nos generan malestar para poner en marcha recursos y estrategias que nos permitan un afrontamiento activo y eficaz de las mismas, y si fuese necesario, recibir ayuda por parte de un psicólogo, quien nos enseñe pautas para regular nuestra emociones, y de este modo prevenir la aparición de otros problemas futuros.

 

 

 

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