¿Sabes educar sin castigos?

¿Sabes educar sin castigos?

Quizá la manera de educar tradicional, y el castigo convencional como “te quedas sin jugar con la tablet, sin ver la tele o sin salir…” no tiene casi ningún efecto en tus hij@s. Pero, ¿entiendes por qué los castigos no funcionan?, ¿por qué tus hij@s te reclaman con frecuencia? o ¿por qué castigamos de manera impulsiva?. En este post te voy a explicar de qué se trata todo esto…

Normalmente, los padres y las madres usan los castigos porque se piensan que se hace para que l@s niñ@s aprendan la lección y por su bien, y que funcionan porque no se salen con la suya, pero….a menudo seguro que te has dado cuenta que los castigos te funcionan solo durante un período de tiempo, o que en muchas ocasiones castigamos por el mismo comportamiento y sigue sucediendo una y otra vez…..y además serás consciente de que a menudo los usas para descargar y calmar tu ira y frustración… así que, todo esto nos lleva a pensar que probablemente existan otros métodos que funcionen mejor que este para la crianza de l@s peques…

 

¿De dónde hemos obtenido la loca idea de que para que los niños se porten mejor, primero hay que hacerlos sentir mal?” Jane Nelsen.

 

Voy a empezar por explicarte qué es lo que conseguimos con el castigo.

 

¿CUÁLES SERÍAN LAS CONSECUENCIAS DE LOS #CASTIGOS?

  • La poca relación entre su comportamiento y la consecuencia o castigo de este, (por ejemplo, poco tiene que ver el castigo de quedarse sin ir a futbol con no recoger la mesa), hace que l@s niñ@s obedezcan por miedo al castigo, no por comprensión. Todo esto genera resentimiento, retraimiento, rebeldía y revancha.

consecuencias del castigo. Educar sin castigos

¡¡¡POR ESTA RAZÓN EL CASTIGO SOLO FUNCIONA AL PRINCIPIO, DESPUÉS CONSEGUIMOS COMPORTAMIENTOS TOTALMENTE CONTRADICTORIOS!!!

 

 

 

  • No fomentan la pertenencia.
  • No son respetuosos porque solo buscan expresar autoridad personal del adulto a través de hacer “pagar” a l@s niñ@s por lo que han hecho.
  • Falta de comunicación, los límites se ponen en el momento en el que surge el problema y l@s niñ@s no entienden el por qué y no saben por qué es importante.
  • Dependencia del otro, si el adulto no está no son conscientes de sus responsabilidades.

 

Por esto, te muestro una manera distinta de educar donde no se tiene en cuenta el castigo…y con la que nos niños aprenden a “valerse por sí mismos”. Y esta nueva forma de educar , es la Disciplina Positiva.

 

¿QUÉ ES LA #DISCIPLINAPOSITIVA?

La Disciplina Positiva está basada en las filosofías de Alfred Adler y Rudolf Dreikurs. Ambos psiquiatras comprendieron la importancia de mantener la dignidad y el respeto entre todas las personas, incluidos los niños. La Disciplina Positiva utiliza métodos no punitivos para alentar y empoderar a los niños y a los adultos, para desarrollar importantes habilidades sociales y de vida.

Los 5 criterios de la disciplina positiva son:

  1. Conexión: Consiste en ayudar a los niños a sentirse pertenecientes e importantes.
  2. #Amabilidad y #firmeza: Ser respetuosa y amables a la vez.
  3. Es efectiva a largo plazo: Como he dicho anteriormente, el castigo es efectivo a corto plazo, pero tiene resultados negativos a largo plazo (el castigo les hace más dependientes).
  4. Habilidades: Enseña habilidades sociales y de la vida.
  5. Invita a los niños y niñas a descubrir sus #capacidades: Estimula el uso constructivo del poder personal y de la autonomía.

La disciplina es el verdadero “secreto” del #éxito. Si alguna vez hubo un verdadero ingrediente mágico para alcanzar el éxito, sería la autodisciplina. Andrew Carnegie uno de los hombres más ricos de su época encargó a un hombre llamado Napoleon Hill que buscara a las personas más ricas y exitosas de todo Estados Unidos en los primeros días del siglo XX.

¿Puedes adivinar cuál fue el denominador común en el largo estudio que hizo Napoleón Hill sobre lo que conducía al éxito?

Si dijiste disciplina, estas en lo cierto. Napoleon Hill concluyó que la autodisciplina es realmente el punto de partida de todos los grandes logros. Además de tal descubrimiento, la autodisciplina ha sido referenciada una y otra vez por aquellos que han logrado mucho y los que han logrado el éxito.

¿Y CÓMO SE EDUCA DESDE LA DISCIPLINA POSITVA SIN CASTIGOS?

Os muestro un mini resumen con varios puntos que recogen como se trabaja desde la disciplina positiva:

Empoderamos a l@s niñ@s. Se ayuda a los más peques a sentirse capaces, pero para ello no les realizaremos todo aquello que les resulte difícil, tan solo seremos guías si ellos lo necesitan, (“te he visto recoger tus juguetes antes, sé que lo puedes hacer”).

– Utilizamos preguntas de curiosidad y con ello, les damos la oportunidad de pensar por ellos mismos, (¿qué tienes que hacer con tus juguetes cuando has terminado de jugar con ellos?”).

– Empleamos opciones limitadas, como ya sabemos en muchísimas ocasiones las órdenes no funcionan, nos revelamos antes estas y l@s niñ@s también , porque preferimos decidir por nosotr@s mism@s, así que a la hora de repartir tareas en el hogar por ejemplo, es mejor dar opciones que ordenar, ( ¿prefieres poner la mesa o dar de comer al perro?).

– Realizamos una resolución conjunta de problemas, teniendo en cuanta el punto de vista de todos y así cada uno se sentirá comprendido en la posible solución; y además les enseñaremos a ser autónomos en cuanto a la resolución de conflictos, (“¿y cómo lo podemos solucionar?”) y empáticos con los demás.

– Y por último pero importante, mencionar que hay que ser amable pero también firmes, la una sin la otra no funciona y puede ser peligroso psicológicamente. El exceso de amabilidad puede causar libertinaje e inseguridad, y por el contrario el exceso de firmeza puede causar dependencia y una excesiva auto exigencia.

El objetivo principal de la educación es crear personas capaces de hacer cosas nuevas y no simplemente repetir lo que otras generaciones hicieron”. Jean Piaget

 

LA CONCLUSIÓN A LA QUE LLEGO CON LA DISCIPLINA POSITIVA, ES QUE L@S NIÑ@S ACTUARÁN MEJOR CUANDO SE SIENTAN BIEN, TENIENDO UNA COORDINACIÓN ENTRE LO RACIONAL Y LO EMOCIONAL, YA QUE HAN APRENDIDO A CONOCERSE A SÍ MISMOS!!

 

ESTE MODO DE EDUCAR PUEDE SER UNA GRAN ALTERNATIVA AL CASTIGO…Y ESTO ¡¡¡SÍ QUE FUNCIONA!!!

ESTA MANERA DE EDUCAR, CREA FUTUROS ADULTOS AUTÓNOMOS, CREATIVOS, RESPONSABLES, EXITOSOS Y ¡¡FELICES!!

Si quieres saber más sobre la disciplina positiva y educar sin castigos, ponte en contacto con Essential Centros de Bienestar (Mora, Toledo y Madrid). ¡SUS PORFESIONALES SON ESPECIALISTAS EN DISICIPLINA POSITIVA!


La violencia de género hacia mujeres mayores

La violencia de género hacia mujeres mayores

La violencia de género es un complejo fenómeno que, en general, produce efectos devastadores en la salud física y mental de las mujeres a las que les ocurre, afectando a todas las esferas de su vida y con independencia del tiempo que hayan estado expuestas (una relación de escasos meses puede dejar tras de sí importantes secuelas emocionales). Sin embargo, si nos centramos en aquellas mujeres de edad avanzada que mantienen o han mantenido relaciones de pareja de larga duración, cabe esperar que el daño se haya ido cronificando con el paso del tiempo.

Las mujeres mayores que se encuentran inmersas en una relación de maltrato duradera representan un colectivo especialmente vulnerable e invisible.  En primer lugar, puede que no sean conscientes de la situación de violencia a la que se ven sometidas, es decir, se han habituado: vivencian los ataques, los desprecios, humillaciones, amenazas e incluso las agresiones físicas como algo normal. El marido, agresor, se ha ido encargando poco a poco de ir arrebatándoles su libertad, su capacidad para tomar decisiones y destruyendo su identidad y su autoestima. Por su parte, muchas de las mujeres han crecido y han sido educadas de acuerdo a los roles tradicionales asignados al género femenino: priorizar el cuidado hacia los demás, anteponiendo las necesidades y deseos de los otros por encima de los suyos propios.

Otro de los motivos de la especial vulnerabilidad de las mujeres mayores tiene que ver con la dependencia económica de su pareja, provocada, bien por la falta de recursos económicos propios, bien por limitar el acceso a los mismos, habiéndose dedicado por completo al cuidado familiar y a las tareas domésticas. Esta circunstancia la conoce tan bien su pareja, que no duda en aprovecharla para hacerle ver que sin él no es nadie ni podrá salir adelante por sí sola. Todo esto conlleva en las mujeres un estado de absoluta indefensión, sintiendo que no les queda más remedio que seguir al lado de la persona que les está dañando constantemente. En definitiva, la resignación es la nota predominante.

También hay que considerar la falta de apoyo y la escasa visibilización de la situación de violencia. En muchas ocasiones, las mujeres mayores guardan silencio y ocultan a su entorno más cercano lo que esta sucediendo en su relación de pareja. Esto puede deberse a los fuertes sentimientos de culpa, vergüenza, miedo y desesperanza que les invaden y les impiden ver y actuar para buscar alternativas y soluciones.

Una vez que hemos puesto de manifiesto las cuestiones y los aspectos que caracterizan las situaciones de violencia en la pareja de edad avanzada, como reflexión creemos que ya es tiempo de desarrollar protocolos específicos de actuación y potenciar la formación de los profesionales que trabajan en estos contextos, y así visibilizar una realidad que permanece oculta y que merece toda nuestra atención y todo nuestro esfuerzo.

Para terminar, queremos dejaros una preciosa idea propuesta por un magistrado de Valencia, Enrique Ortolá; se trata de un decálogo contra la violencia sobre la mujer que incluye 10 frases e ilustraciones y cuyo objetivo es ayudar a concienciar a mujeres que se encuentran atrapadas en una relación de violencia de género y animarlas a dar el paso para salir de ahí (el archivo pdf está al final de la página y se llama «Campaña Ya está bien»).

Begoña López

DEPRESIÓN. RECUPERA LA ENERGÍA Y LA ILUSIÓN

DEPRESIÓN. RECUPERA LA ENERGÍA Y LA ILUSIÓN

Igual que cuando salgo a la calle un día de invierno con manga corta, podría constiparme, si tengo las defensas bajas, cuando ocurren sucesos en mi vida y estoy bajo de defensas emocionales, también podría padecer una enfermedad. Depresión.

Aquí te damos unas recomendaciones para superar la depresión, recuperar la energía y la ilusión.

En muchas ocasiones no siempre somos conscientes de nuestras propias emociones. La tristeza es una de las más básicas que forma parte de nuestra vida. Muchas veces, nos sentimos tristes por pequeñas cosas de nuestro día a día (una pequeña discusión de pareja, una frustración ante algo…). Por ello ponemos en marcha nuestras herramientas de afrontamiento, y finalmente nos sentimos capaces de hacer las cosas a pesar de éste momento de tristeza, recuperando así nuestra energía e ilusión, reforzando nuestras capacidades. Pero, y cuándo tenemos las defensas emocionales bajas. Y además suceden cosas en nuestra vida como duelos, crisis amorosas, de familia, eventos traumáticos, etc… ¿qué nos sucede? Aquí te damos unas recomendaciones para superar la depresión recuperar la energía y la ilusión.

Podemos empezar a padecer síntomas nos indican que algo va mal:

  • disminución del interés para experimentar placer o hacer cosas
  • estado de ánimo triste
  • insomnio o hipersomnia
  • agitación o enlentecimiento psicomotor
  • fatiga y sensación de pérdida de energía
  • sentimientos de inutilidad
  • dificultades para pensar
  • pensamientos negativos recurrentes.

Cuando empezamos a sentir estos síntomas, entendemos que tenemos un problema por lo que ponemos en marcha una solución. En muchas ocasiones, la solución que ponemos para resolver nuestro problema no funciona o funciona de forma parcial. Muchas veces insistimos en repetirlas incluso con más intensidad. Esto provoca un círculo vicioso de sufrimiento mantenido o empeoro de los síntomas, perpetuando así el problema. Las soluciones disfuncionales principales que solemos poner en marcha en un estado depresivo son:

  • Renuncia: No nos enfrentarnos a los problemas cotidianos y no nos esforzarnos ante los obstáculos o dificultades. Como sabemos, cuando uno se rinde, siempre será vencido. Balzac decía: “La renuncia es un suicidio cotidiano”.
  • Pedir ayuda: Delegar al resto de personas de nuestro entorno la solución a nuestros problemas o dificultades en la vida. Ser ayudado por un familiar o amigo, puede acabar provocando el efecto contrario, manteniendo nuestra incapacidad y el problema.
  • Victimismo: Sentirse la victima de lo que ocurre o ha ocurrido, es peligroso dado que empeora los síntomas ya que genera que sigamos delegando y renunciando, manteniendo así las soluciones poco eficaces, incluso perpetuando el problema.

¿Cómo recuperar la ilusión y superar la depresión?

Lo primero, tenemos que ser conscientes de la solución que estamos poniendo en marcha, Si es una de las que hemos indicado antes, recomendamos que hagas lo posible para evitar ponerla en marcha.

  • Evitar renunciar: no te centres en lo que no puedes hacer, sino en lo que sí haces. Proponte hacer cosas que sabes que vas a ser capaz. Pon en marcha alguna pequeña tarea a hacer cada día y llévala a cabo. Reconócete lo que has sido capaz.
  • Evita pedir ayuda: Cuando pedimos ayuda a una persona cercana y ésta lo hace, nos está mandando un mensaje claro: “te ayudo porque te aprecio y te quiero”. Pero por otro lado, y no menos importante, nos está mandando otro mensaje “te ayudo porque tú sólo no puedes”. Esto no nos está ayudando en este proceso. Hay que conseguir que vuelvas a confiar en ti, haciendo pequeñas cosas, y aumentando las cosas que haces.
  • Evita “hacerte” la víctima”: No te quedes solo con lo que no eres capaz, y céntrate en lo que sí que eres capaz. Recuerda esta frase “La depresión es una prisión en la que eres tanto el prisionero como el cruel carcelero”. (Dorthy Rowe).

Si eres una persona cercana a alguien que está padeciendo un episodio depresivo, evita hacer estas cosas. Si queremos ayudarle a que supere la depresión, para ayudarle y evitando así un empeoramiento del problema o bien a que el problema se cronifique, evita:

  • Ayudar en exceso. Hay que intentar que la persona recupere su día a día a través de tareas que pueda llegar a hacer. Evita Ayudarle en todo o hacerle todo. Podría crear un beneficio secundario que haría que la depresión se mantuviera en el tiempo, esperando estos beneficios del entorno.
  • Hablar mucho del problema. Importante delimitar el tiempo destinado a hablar del problema. Cuanto más se hable de la depresión, más se extenderá.
  • Apiadarse de él/ella: Mensajes del tipo “pobrecito es que lo ha pasado muy mal…”. Podría ayudar, a que sin querer, las personas se sientan más cómodas en la posición de enfermo, que con la idea de recuperarse.
  • Hacerle todo más fácil: Si siente que no se le permite sentirse mal, de forma contradictoria más mal se sentirá. Para superar el sufrimiento hay tener el coraje de atravesarlo para poder salir fuera.

Además, sería importante recordar otras soluciones que podrían considerarse banales, pero que tienen efectos potentes, para poder recuperar la energía y la ilusión:

  • Recupera la comida como un elemento de placer.
  • Muévete, haciendo ejercicio de forma habitual.
  • Duerme y descansa.
  • Recupera el amor por las personas de tu entorno, el propio entorno o animales que te rodean.
  • Proponte objetivos y deseos en la vida y lucha por ellos.
  • Deja a un lado los pensamientos y sucesos del pasado, o intentar controlar el futuro.

Y además, si no fueras capaz de poner estas recomendaciones en práctica, no dudes en pedir ayuda profesional.

Recuerda como decía Huxley: “la vida no es lo que  nos ocurre sino lo que hacemos con aquello que nos ocurre”.

 

 

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Pautas para evitar que la ansiedad domine tu vida

Pautas para evitar que la ansiedad domine tu vida

La ansiedad es la emoción que experimentamos cuando percibimos una situación como amenazante. En la mayor parte de las ocasiones, cuando hablamos de ella, solemos darle una connotación negativa. Sin embargo no siempre es así…

 

La ansiedad puede hacernos sentir prisioneros

 

Al contrario de lo que se puede pensar, la ansiedad es una emoción adaptativa. Un mecanismo de defensa que nos permite prepararnos para intervenir ante los riesgos y amenazas, tratando de minimizar las consecuencias. Nos impulsa a actuar de un modo determinado en función de la valoración que hacemos de ese peligro.

 

Cuando experimentamos ansiedad, ésta se manifiesta en tres niveles:

  • A nivel COGNITIVO: qué pensamos, qué interpretación hacemos de esa situación.
  • A nivel FISIOLÓGICO: qué sentimos desde un punto de vista más físico (palpitaciones, temblor, sudoración, opresión…).
  • A nivel MOTOR: cómo actuamos.

rueda pensamientos ansiedad

Pero si la ansiedad es una emoción que nos permite adaptarnos, ¿por qué puede llegar a hacernos sentir tan mal? ¿qué pieza no encaja en este puzzle? Uno de los elementos que marcan la diferencia es el control que tenemos sobre ellla, los pensamientos negativos que inician la rueda.

 

¿Qué puedes hacer para tener mayor control sobre tu ansiedad?

  • Indentifica qué es aquello que te preocupa y valora si tiene solución. Si la respuesta es sí, ¿qué abanico de posibilidades existe? .
  • No todo es negro o blanco. Busca un pensamiento alternativo en la «escala de grises».
  • Evita realizar un anticipación negativa de lo que «estás segurx que ocurrirá».
  • Utiliza técnicas de relajación, como por ejemplo la respiración, que te permitan generar un estado emocional positivo y contrario al que provoca una situación ansiógena. Si quieres conocer las técnicas de relajación más utilizadas, Cristina García te lo cuenta aquí.
  • Cambia tu foco atención, redirigiéndolo desde aquello que te preocupa hacia cualquier otra tarea que sea que te resulte placentera.
  • Cuida  tu alimentación, introduciendo en tu dieta los nutrientes necesarios y programa la práctica de ejercico físico que te permita liberar parte de la tensión acumulada.

 

Si el grado de malestar que sientes es muy elevado, quizás sea necesario solicitar la ayuda de un profesional que pueda trabajar contigo estas y otras herramientas de forma más personalizada. No olvides que pedir ayuda NUNCA es sinónimo de fracaso, sino un símbolo de valentía y fortaleza.

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Mindfulness y gestión emocional

Mindfulness y gestión emocional

Uno de los beneficios más indudables que trae consigo la práctica sostenida y habitual del mindfulness es la capacidad para gestionar tus emociones de manera adecuada. O, dicho en otros términos, que gracias al mindfulness puedes comenzar a dejar de ser prisionero de tus emociones y tus estados emocionales.

Seamos sinceros. El ciudadano de a pie (no quiero generalizar, desde luego) está dominado por sus emociones. Se comporta según sus emociones le dictan que se tiene que comportar. Cuando está furioso porque le acaban de poner una multa, lanzará improperios, volcará su rabia contra lo primero que pille y no será una compañía muy agradable durante al menos un buen rato. Cuando está deprimido porque su jefe le ha llamado al despacho para echarle una bronca, no tendrá ganas de hacer nada y preferirá quedarse tirado en el sofá viendo cualquier cosa para huir de sus propios pensamientos. Podría incluir muchos más ejemplos del día a día. Situaciones de lo más corriente por las que muchos pasamos y que nos hacen sentirnos de tal o de cual manera. Situaciones que nos llevan a querer hacer ciertas cosas que no haríamos si no nos sintiéramos de ese modo, o bien situaciones que nos llevan a no querer hacer ciertas cosas que sí estaríamos dispuestos a hacer si no nos sintiéramos así.

¿Cuántas veces te ha sucedido esto a ti a lo largo de tu vida? Bastantes, con mucha probabilidad. Esto te ayudará a tomar conciencia de que, de algún modo, has sido prisionero de tus sentimientos. Tanto de los llamados buenos como de los llamados malos, de los que te hacen sentir exultante y de los que te hacen huir del mundo o enfrentarte con él como si de un adversario se tratara.

¿Existe una fórmula mágica, por absurda que pueda llegar a parecer, que te libere de la dependencia de las emociones? Ésa es la pregunta del millón. La pregunta que tantas escuelas filosóficas, espirituales y psicológicas han tratado de responder.

Antes de contestar, permíteme aclarar que no hay emociones buenas ni malas. Y que las emociones, por definición, no son el enemigo. Aquí no se trata, en absoluto, de ser libre del influjo de las emociones anulándolas, convirtiéndote en una especie de robot autómata, de una persona que no sienta. Se trata, más bien, de hacerte amigo de ellas. Y a un amigo se le quiere y se le acepta, aun cuando a veces haga cosas que no disgusten.

La fortaleza emocional es patrimonio no de aquel que es incapaz de sentir, sino del que sabe gestionar sus emociones. Las personas que no tienen sentimientos, de hecho, no son buena compañía. La ausencia o atenuación extrema de la capacidad de sentir anula también la capacidad de empatizar, de entender al otro, de experimentar compasión. Y tú tampoco quieres eso, ¿verdad?

Por tanto, ¿qué te propongo para empezar a adquirir maestría emocional?

Mindfulness. Lo has adivinado.

Tomar conciencia de tus emociones. Esto no significa que tengas que saber exactamente qué emoción estás sintiendo en este momento. Simplemente tienes que vivirla conscientemente. Sea lo que sea lo que estés sintiendo, obsérvalo. Toma conciencia de ello. Cualquier etiqueta que le quieras poner («Esto que estoy sintiendo es tristeza, es frustración, es euforia, es pavor, es orgullo….») no deja de ser eso, una etiqueta. Una acotación de la realidad. Las etiquetas únicamente indican una realidad, no son la realidad misma. Y apegarnos a la etiqueta acaba siendo también peligroso, porque dejamos de observar la emoción en sí para encadenarnos a esa etiqueta. Y acabamos por considerar a la etiqueta como una verdad absoluta.

Cuando hablo acerca de la toma de conciencia de nuestras emociones, utilizo, como en tantos otros ámbitos, la palabra observar. No se trata de mirar con los ojos. Sino, más bien, de sentir. De estar presente, de percibir lo que está sucediendo en nosotros ante los fenómenos externos. Fenómenos como el atasco en el que llevamos media hora atrapados, un chiste que nos acaban de contar, alguien que nos toca de repente el hombro por detrás, un camarero que no se aclara con nuestra comanda, un cielo tormentoso la mañana que íbamos a ir a la piscina, una sonrisa de esa persona especial para nosotros…. Pero también de cómo reaccionamos nosotros ante esos fenómenos. Cuáles es el impacto en nuestro interior de lo que sucede afuera.

Y es por medio de esta observación atenta, curiosa, sin objetivo y sin juicios, como podemos comenzar a fortalecer nuestra capacidad para gestionar de manera saludable las emociones con las que vivimos la vida. Se trata de algo tan simple, y a la vez tan laborioso, como esto. Simple, porque no requiere desentrañar la verdad, escrutar como un científico, acudir a conocimientos enciclopédicos para determinar qué nos ocurre, por qué, para qué ni cómo ni dónde ni cuándo. Sencillamente observar. Y laborioso, porque precisamente nuestra naturaleza, o más que eso, nuestra costumbre, nos distrae de la observación, nos lleva a querer mirar hacia otro lado, buscar culpables en otra parte, dudar de que tan sólo con observa vayamos a lograr algo, dejarnos llevar por la impaciencia, querer encontrar fórmulas mágicas que prometen lo mismo pero en cinco minutos.

Si la mera observación sin juicios de nuestras emociones conlleva indudables beneficios, ¿por qué buscamos esos beneficios recurriendo a mil y una fórmulas o desesperándonos en la certeza de que somos esclavos de nuestras emociones?

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