Abr 20, 2020 | Emociones, Inteligencia Emocional
Un cuento para trabajar las emociones con los más pequeños
«Martina se queda en casa» es un cuento creado para ayudar a niños y niñas de todo el mundo a identificar y entender las emociones que sienten en estos días en los que no podemos salir de casa.
El Estado de alarma se alarga y es normal que los más pequeños sientan diferentes emociones a lo largo del día. Es una situación atípica que nunca hemos vivido y puede ser difícil de entender para un niño. Además de producir cierta angustia si eres padre o madre al ver que ellos sufren.
Nuestro granito de arena para ayudaros a soportar esta situación ha sido crear este cuento sobre las emociones. De esta forma, aconsejamos que sea utilizado para leer en familia y a partir de él, hablar sobre cómo se siente cada miembro, normalizar que nos podemos sentir mal por no poder hacer las cosas que hacemos diariamente y dar una oportunidad a los más pequeños para que nos cuenten cuáles son sus dudas, miedos o inquietudes. Recuerda que la mejor forma de enseñar es convertirte en su modelo.
Los niños y niñas que tengan la oportunidad de hablar cómo se sienten con sus padres de manera cómoda y segura, serán adultos con mayor inteligencia emocional.
Pero en este proyecto tan bonito no estamos solas. Lilomacarrone es quien, con su magia al dibujar, ha dado vida a Martina y a su amigo Zuri. Ha sido imprescindible su ternura reflejada en las ilustraciones ya que al ser un cuento para los más pequeños necesitábamos llegar hasta ellos de manera visual. La idea original y el texto han sido aportación de Nuria de Pasito a Pasito León y nuestra Julia Romero, que además ha puesto en este proyecto su conocimiento y experiencia en la inteligencia emocional.
Tras el entusiasmo con el que han sido recibidos Martina y Zuri el equipo ha crecido, ¡y nos hemos movido por miles de sitios! Gracias a Cristina Pedroche Martina y Zuri están viajando a los países de habla inglesa. Gracias a Lidia Romero se trasladan pero esta vez hablando en francés, ¡bon voyage! Elena Fernández-Renau se ha encargado de la revisión del texto. Y gracias a Charo Fuente Serrano Martina y Zuri van a ayudar hablándole de emociones a niños TEA (Trastorno Espectro Autista). ¡Es alucinante!
No podemos más que agradecer todo lo que está ocurriendo. A ellas por su esfuerzo y dedicación y a ti, que nos compartes para ayudarnos a colarnos en las casas de tus amigos o conocidos.
¿Qué vais a encontrar en ‘Martina se queda en casa’?
Un cuento sobre las emociones con dos protagonistas especiales: Martina y Zuri.
Martina vive cada día una emoción distinta y ve como su amigo inseparable, Zuri, va cambiando de color. Y eso, ¿cómo es posible? Ella aún no lo sabe, pero el color de Zuri varía en función de las emociones que experimenta la pequeña y se convertirá en su gran aliado para aprender a manejar todos esos sentimientos que tiene y que no termina de entender.

A través de las páginas de este cuento descubriréis cómo se siente Martina cada día y encontraréis pequeñas herramientas para trabajar las emociones con vuestros peques en casa.
¿Cómo puedo trabajar las emociones con mi hijo o hija?
Si eres padre o madre puede que estés preocupado por cómo está viviendo tu hijo o hija esta situación y no sabes cómo abordarla. A veces pensamos que es mejor no hablar o no preguntarle directamente a ellos sobre cómo se sienten, «si no me dice nada será que no le pasa nada». Pero lo que sí se hace evidente es que presenta rabietas, momentos de frustración o incluso apatía. Esta es su forma de transmitir, puede que no te lo digan con palabras pero sí lo están haciendo con su actuación. Los niños, al igual que los adultos, sienten emociones desagradables a causa de los días de encierro e incluso, al tener menor comprensión de la situación, puede que esa sensación desagradable se haga más intensa. Es imprescindible que observes y les comprendas para ayudarles en su gestión emocional.
Una de las características de la construcción del pensamiento en edades de infantil y primaria es la gran capacidad de imaginación y de construcción de su propia realidad a partir de dicha información sesgada. Por lo que se hace aún más importante hablar con ellos dándole una información real adaptada a su lenguaje y su conocimiento. Eliminarás su ansiedad y le darás seguridad. Ser padres accesibles ayudará al buen desarrollo personal y emocional del niño, áreas vitales en el desarrollo global.
Te proponemos que elijas un momento al día para hablar en familia de cómo os sentís, por ejemplo en el desayuno. De manera natural comentad cómo os sentís en ese momento y qué necesitáis. Este ritual podéis repetirlo también a la hora de irse a dormir para comentar cómo ha ido la jornada una vez hayáis leído el cuento. Podéis trabajar a través de Zuri incluyéndole en vuestro día a día. Si no tienes impresora, lánzate a dibujarlo. Es importante que los niños lo utilicen como vía de expresión.

Recuerda, las emociones son necesarias y nos avisan de algo. Son adaptativas. Por lo tanto hacer comentarios del tipo: «no estés triste» o «los niños o niñas fuertes no lloran» es como si le quitaras una de las grandes herramientas que como ser humano tiene. Mejor enfócalo de esta manera: «es normal que te sientas así» o «quiero ayudarte a que te sientas mejor». Naturalízalo, no lo evites. A veces los padres creemos que al no hablar de lo mal que se sienten evitamos su ansiedad, pero en realidad lo hacemos para evitar la nuestra al escuchar que ellos sufren.
Y si trabajo con niños, ¿también lo puedo utilizar?
Por supuesto y te contamos porqué.
Como sabes, el aprendizaje en la Educación Infantil y los primeros cursos de Educación Primaria se basa en metodologías manipulativas, partiendo de la experiencia y conocimiento de los alumnos y, a ser posible, bajo una estructura rutinaria que les dé seguridad y autonomía.
El elemento manipulativo que proponemos es Zuri, que además sirve como proyección externa de las emociones, facilitando la identificación, comprensión y por tanto el trabajo en inteligencia emocional. Es accesible para niños en los que el lenguaje oral aún no se ha desarrollado ya que se expresa a través del dibujo. Además, y teniendo en cuenta la atención a la diversidad, nos estamos acercando a alumnos con necesidades educativas especiales como la población TEA. Seguimos trabajando para poder llegar más lejos en este sentido.
El aprendizaje es significativo si parte de la experiencia del alumno. La pandemia y la cuarentena es una situación común que se vive en todas las casas del mundo. A partir de la realidad estimulamos la expresión de las emociones y su manejo, habilidades fundamentales de la inteligencia emocional (Mayer y Salovey, 1995).
Para que el alumno adquiera autonomía hay que ofrecerles una estructura temporal y de actividades estables, de manera que pueda ir tomando la iniciativa. El momento de la asamblea como primera actividad es idóneo para ello, además de ser un espacio para la expresión de las emociones, respetar los turnos de palabra y escuchar a los demás. Esto sería si estuviéramos en el aula, pero puede ser adaptado a la situación online proponiendo que cada alumno mande un Zuri a la semana a su profesor.
La relación familia- escuela como conexión entre los dos sistemas más importantes en el desarrollo del alumno se establece con la comunicación a través de Zuri y el intercambio de experiencias, en este caso, a través del material enviado por internet (fotos, vídeos de Zuri dibujado). Puede servir de elemento de transición cuando tengamos que volver a las aulas.
Y por fin, pasamos a enseñarte lo que con tanta ilusión y cariño hemos preparado para ti. ¿Estás preparado? Pincha en la versión que quieras y empieza a leer las aventuras de Martina y Zuri. ¡Esperamos que te guste! Ah, y no te olvides de compartirnos en redes sociales tu Zuri, nos hace especial ilusión verlos. ¡Mil gracias!
Descargar «Martina se queda en casa» (versión castellano)
Dic 6, 2018 | educación
¿Cómo le digo a mi hijo/a que va a ir al psicólogo?
En mi experiencia como psicóloga infanto-juvenil he notado que antes o después de la primera entrevista con los padres aparece la pregunta:
“Oye Cris, ¿Cómo le digo a mi hijo que va a ir al psicólogo?»
Esta pregunta es del todo lógica, especialmente si tú mismo no has acudido nunca a la consulta del psicólogo. Todos sabemos en qué situaciones tenemos que visitar al oculista, fisioterapeuta o médico de cabecera, pero, ¿y cuando tienes que ir al psicólogo? ¿sabrías explicárselo a tu hijo o hija?
En este artículo queríamos resolver estas y otras dudas relacionadas para facilitarte el contacto.
¿Cuándo tengo que ir al psicólogo con mi hijo/a?
Los problemas que provocan malestar en los niños/as pueden estar relacionados con:
- Problemas de aprendizaje.
- Dificultades sociales.
- Problemas de conducta.
- Problemas de alimentación y/o sueño.
- Dificultades emocionales.
- Duelos.
- Problemas familiares.
- Control de esfínteres (encopresis, enuresis)
Siempre que aparezca alguna preocupación sobre tu hijo/a puedes consultar con un especialista para saber si es algo normal en el momento evolutivo o si es un problema que está interfiriendo en su vida.
Pero, ¿qué hace un/a psicólogo/a exactamente?
Interesante pregunta. Los psicólogos somos especialistas en el bienestar. Cuando nos duele la barriga tenemos muy claro que tenemos que ir al médico. Sin embargo cuando algo no va bien en nuestra vida y no sabemos cómo continuar, el especialista al que acudir es el psicólogo.
Para explicar este concepto en un lenguaje adaptado a la edad del niño/a podemos decir que es un/a experto/a en las emociones y en ayudar a los niños/as . No es necesario tener miedo a utilizar la palabra “psicólogo”, es posible que ya tengan alguna idea preconcebida. En ocasiones esa idea inicial está basada en creencias erróneas. Si estas aparecen es un buen momento para rectificarlas. Amplío esta información en el siguiente epígrafe.
Este libro del Colegio de Psicólogos puede seros muy útil para explicárselo a los niños/as.

«Yo no estoy loco/a»
Claro, precisamente por eso hay que ir al psicólogo. Cuando tenemos un problema, lo que sería de locos es no buscar la ayuda necesaria o buscarla en lugares inadecuados.
Existe la falsa creencia de que el psicólogo es exclusivamente para la enfermedad mental grave pero no es cierto. Todos los problemas de la vida son cuantitativos que no cualitativos. Esto quiere decir que todos podemos sentir ansiedad, tristeza, soledad o falta de capacidad de resolución de conflictos, la única diferencia es la intensidad. Cuando estos problemas se acentúan es cuando es necesario acudir a un profesional.
Puede que creas que tu hijo/a tenga estos pensamientos pero es posible que estén en tu cabeza y no en la de él/ella. En mi experiencia esta falsa creencia está más presente en los padres y madres que en los niños.
¿Por qué tengo que ir yo al psicólogo?
Mi respuesta a esta pregunta es que la vida es un continuo aprendizaje, no termina cuando llegamos a una determinada edad. Incluso mi abuela a sus 86 años está aprendiendo ahora a utilizar su ipad para poder jugar al sudoku (ejemplo verídico).
Cada nueva etapa vital tiene nuevos retos a los que enfrentarnos y esto se traduce en habilidades que nos convienen aprender.
¿Y tú, qué necesitas aprender para estar más feliz o más tranquilo/a?
¿Cómo son las sesiones?
Las sesiones con niños y adolescentes se adaptan a sus necesidades. Esto es algo visible en los materiales que se utilizan y el espacio en que el que tiene lugar las sesiones. 
En resumen, si tienes dudas ante un problema de tu hijo/a te recomendamos que acudas a un profesional. De este modo si es una dificultad que no necesite intervención psicológica vas a poder estar más tranquilo y confiar en que el desarrollo solucionará las cosas. Y en caso contrario, podrás intervenir a tiempo y evitar que el problema sea cada vez mayor.

Ago 10, 2017 | Nuestro equipo de cerca
Hoy os presentamos a un integrante más de nuestro equipo, Javier García y esta es su historia.
En este artículo Javi nos habla de su pasado y de su presente. Veremos con él el camino que le ha traído hasta aquí y cómo ha logrado ser psicólogo en Madrid.
¿Qué querías ser de pequeño/a?
Pues cuando era muy muy pequeño no tenía todavía claro lo que era ser mayor. Por eso no tenía tampoco claro lo que quería ser. Era por mi adolescencia cuando decidí ser lo que era una amiga de mi hermana “psicóloga”. No tenía idea de lo que era, pero sé que me atraía las conversaciones que tenía con ella, y sobre todo eso de tener claro que quería ayudar a otras personas cuando tienen problemas. Con el tiempo veía que el ayudar a otros era algo que me gustaba, y tenía muchas ganas de ser mayor para poder hacerlo. Ahora trabajo como psicólogo en Madrid.
¿Un recuerdo de tu infancia/adolescencia?
Un buen recuerdo que tengo de mi infancia es cuando íbamos a la playa, y recordar cómo me sentía en ese espacio. Recordar a la familia en momentos que pasábamos cuando nos juntábamos todos: los primos, los tíos y mis padres. Nos juntábamos en casa de mis tíos y recuerdo sacar los juguetes todos al suelo y poder jugar todos los primos juntos. Nos juntábamos unos cinco primos, y recuerdo luego a los padres riñéndonos para que colocáramos los juguetes y mientras nosotros intentándonos escapar de esa tarea.
¿Por qué decidiste ser psicólogo/a?
Cómo he comentado más arriba, ya por mi adolescencia decidí hacerme psicólogo y aunque no sabía lo que significaba era para mí un reto el poder ayudar a otros en sus problemas. No me ha sido fácil poder realizarlo, aunque he podido superar las diversas trabas que te pone la vida para superarlo y realizar lo que quería.
¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
Llegar a entender el problema que me plantea una persona y poder ayudarla a superarlo. Cuando nos encontramos en una situación difícil o con un problema nos creemos que no vamos a ser capaces de superarlo, y tomar la decisión de pedir ayuda no es fácil.
En ese momento es cuando pensamos que no vamos a poder solucionarlo, pero no nos damos cuenta que en ocasiones necesitamos ayuda para poder ayudarnos a nosotros mismos a superar los problemas que la vida nos plantea. Entender entonces que una persona ha venido a pedirme ayuda ante un problema y comprenderlo a su forma, me ayuda a ayudar a la persona a superarlo juntos.
¿El mayor reto al que te has enfrentado en tu profesión?
Llegar a entender el estigma hacia una persona con problemas, y más concretamente con problemas mentales. Es algo que no logro entender. Cómo todos somos tan diferentes y por el hecho de serlo, somos también iguales. Entender cómo uno discrimina a otro porque tiene un problema es algo que me plantea un reto todos los días en mi profesión ahora que soy psicólogo en Madrid.
Entender lo que a uno le está pasando es difícil, pero entender y comprender a otro cuando lo está superando es algo que hay que reconocer, y cuando esto no sucede, reconozco que para mí me plantea un desafío el que lo logre entender.
¿Una canción y una emoción?
Reconozco que poder elegir dentro de todo el elenco de canciones de mi vida es difícil, pero he de indicar que una canción que me hace moverme y ponerme contento es una de Coldplay: Adventure of a lifetime.
Es una canción que me trae los momentos más divertidos de mi presente historia. Los monos que salen en el video me parecen muy graciosos y tengo la tendencia a imitarlos. Es por ello que la emoción que me transmite es la de alegría y energía. Además, cuando se la he puesto a mi hijo, juntos nos hemos puesto a bailarla y por eso me trae un momento muy feliz.
Por el contrario, una canción que me entristece mucho es una de Adele: Someone like you. No tiene nada que ver la letra, pero me recuerda mucho a mi padre y por ello me pone triste. Ahora soy capaz de escucharla y reconocer su belleza, pero cuando murió mi padre, tuve una temporada que me lo recordaba y no podía escucharla sin llorar.
Alguien a quien admiras y se merecería una entrevista.
Es verdad que podría haber muchas personas que merecerían una entrevista y sobre todo poder dedicarle un café y una buena conversación. Entre ellos elijo a una persona importante y que me ha enseñado mucho que es mi padre. Pero, además, dentro de la vida pública podría elegir, entre otros, a Einstein, Marie Curie, Frida Khalo, Joaquín Sabina y Piaget. Con todos ellos seguro que con un café y una buena conversación podría aprender mucho de ellos.
Tu lugar favorito en el mundo.
Uno de los lugares que he conocido y me ha encantado por su belleza está en Asturias, en Picos de Europa. Es un lugar llamado “Collado Germoso”. Además de éste lugar, me gustan otros muchos, pero lo que actualmente me gusta es aquel sitio donde estén mi mujer y mi hijo.
¿Qué otras pasiones tienes?
Escuchar música es una de mis grandes pasiones. Además, el poder hablar con la gente y aprender de ella, es algo que me apasiona, siendo de trabajo o fuera de él. El senderismo, la montaña, los lugares abiertos, el buceo, es algo que me gusta mucho y que espero compartir con mi hijo, que actualmente tiene 10 meses. 
¿Puedes recordar lo último que aprendiste impartiendo un taller o dando una sesión? (Del paciente, niño, etc.)
Algo que me gusta de los talleres de Risoterapia es que somos capaces de descubrir cosas de nosotros mismos. En uno de los talleres que impartí en una empresa, descubrí que había compañeros de trabajo que mantenían las distancias entre ellos. Es con las dinámicas y los juegos cuando se abrieron y pudieron compartir experiencias. Notar esa complicidad, que se produjo de forma natural, es algo que todavía conservo y me alegra haberlo vivido.
Un material que te guste mucho para trabajar y que recomendarías.
Me gusta mucho trabajar con analogías y aforismos. En realidad, recomiendo todo tipo de cuentos, fábulas o analogías que hagan entender a la persona como nos hace sentir algo y por ello llegar a la parte más emocional. Y de ahí poder ayudarnos en la búsqueda de una solución diferente a la que estamos utilizando para resolver un problema. Jorge Bucay es uno de los más conocidos, pero en realidad, cuentos de todo tipo pueden llegar a ayudarnos a entender las emociones desde los más hondo y ayudarnos a reconducirlas.
Para terminar, una frase que tengas presente en el día a día.
«Tu vida no mejora por casualidad, mejora por el cambio»

May 9, 2017 | Nuestro equipo de cerca
Seguimos presentándonos más en detalle. Este mes os dejamos ver un poco más de nuestra fascinante Andrea, la pedagoga del equipo.
¿Qué querías ser de pequeña?
La verdad es que no supe qué estudiar hasta bien mayorcita, lo que tenía claro era que mi camino estaba lejos del campo de las matemáticas, físicas y químicas. Siempre me ha gustado el de la educación quizás por mi influencia materna, mi maestra mamá. Al igual que mi compañera Mercedes, el hecho de ser veterinaria siempre andaba por mi cabeza pero me encontré con su mismo problema, para cuidarlos y jugar con ellos sí, pero para operarlos… esa era otra historia.
¿Un recuerdo de tu infancia/adolescencia?
Todos los buenos recuerdos que se me vienen a la cabeza son con mi familia y/o amigos. Algunos de esos momentos son por ejemplo cuando nos íbamos de vacaciones de verano con la familia al completo: mi madre, mi padre, mi hermano, mi perro y yo. También guardo buenos recuerdos de mis veranos en el pueblo, sacando todos los juguetes al jardín y de mis cumpleaños en casa, con todos los amigos sentados alrededor de una gran mantel tipo “picnic” en el suelo.
¿Por qué decidiste ser pedagoga?
Suena a tópico pero la realidad es que poder ayudar a los demás de alguna forma es bastante gratificante y enriquecedor . Mi vocación comenzó como Educadora Social, la cual tuve la sensación de que se me quedó bastante corta y decidí seguir estudiando acabando mis estudios de Pedagogía. Nunca he dejado de formarme, lo que me hace seguir reafirmándome en la idea de continuar en el mundo de la educación y la formación.
¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
Mi profesión se aleja de ser un trabajo monótono y rutinario, prácticamente ningún día, ningún alumno o ningún taller es igual que el anterior, y es eso lo que realmente me gusta, que nunca dejo de aprender y de ver cosas nuevas y motivantes día a día.
¿El mayor reto al que te has enfrentado en tu profesión?
Cada día es un reto, pero sin duda lo que más cuesta es que los alumnos o personas con las que intervengo sé den cuenta de sus verdaderas capacidades y de todo lo que pueden llegar a hacer. El poder de la mente es muy fuerte, pero con esfuerzo, constancia y paciencia el más grande de los retos se consigue.
¿Una canción y una emoción?
Destacaría por un lado una canción, “NO dudaría” de Antonio Flores, está llena de emociones y significado, es un grito a la “no violencia”.
Cambiando de estilo también mencionaría alguna canción de AC/DC , como por ejemplo Highway to Hell, ya no por su traducción «Autopista al infierno», un tanto satánica, sino por la emoción que me transmite al escucharla ¡la sorpresa! No hay vez que la escuche en el coche que no pueda dejar de cantarla con la sorprendente misma fuerza que la primera vez.
Alguien a quien admiras y se merecería una entrevista.
Pues es una pregunta difícil, pienso que de todas las personas se puede aprender algo aunque sea mi peor enemigo pero susceptible de merecerse una entrevista aún así.
Pensando un poco, y relacionándolo con mi profesión, sería interesante un diálogo con César Bona, uno de los 50 candidatos al Global Teacher Prize, el premio Nobel de los profesores.
Tu lugar favorito en el mundo.
No sabría decir uno en concreto, me encanta la playa, el sol, caminar y jugar a las palas en la orilla del mar… pero también me relaja mucho el aire fresco, el olor y el paisaje de la montaña. Intento disfrutar de dónde esté en cada momento y si estoy rodeado de los míos mucho mejor, creo que eso es lo bonito de la vida.
¿Qué otras pasiones tienes?
Sin duda el deporte, pero entendido de una manera especial. Realmente por tiempo no lo sigo mucho, apenas me interesan las clasificaciones lo cual no significa que no me guste verlo, claro. Lo que realmente me apasiona es practicarlo y enseñarlo con todo lo que ello conlleva: sacrificar mis horas de descanso por pasar unos buenos momentos con mis compañeras/os de equipo, amigos, jugadores con discapacidad que no paran de sorprenderme y siempre me sacan una sonrisa o exalumnos a los que he entrenado. Todo eso ,no tiene precio.
Desde pequeña he jugado al baloncesto y más adelante me adentré en el sorprendente mundo del fútbol femenino. Siempre he opinado que el deporte es la salvación de todo estudiante y persona adulta.
Por otra parte me encantan las manualidades, teniendo la inquietante habilidad de ver la utilidad a cosas que las demás personas dicen no servir para nada, ¡y por supuesto los animales!
¿Puedes recordar lo último que aprendiste impartiendo un taller o dando una sesión? (Del paciente, niño, etc.)
Los niños son verdaderamente los que más me sorprenden y de los que más aprendo. Cuando te das cuenta del tiempo que has empleado en un determinado material que creías que iba a ser la actividad estrella de la sesión pero luego te percatas que ellos disfrutan de lo grande con lo que tu creías que era una actividad casi intrascendente para ellos, es un verdadero aprendizaje. Tienes que estar preparado para disfrutar de cualquier cosa, ¡por insignificante que sea!
Un material que te guste mucho para trabajar y que recomendarías.
Los talleres relacionados con las Habilidades Sociales e Inteligencia Emocional son sin duda mis preferidos. Destacaría una dinámica llamada “El marco” y que he utilizado mucho. Se trata de colocar un marco de fotos mirando al compañero que elijamos como si fuera una foto y le decimos algo positivo o que nos guste de él/ella, enfatizando así la necesidad del contacto visual al realizar y recibir halagos.
Me encanta porque no sólo es importante saber las cosas positivas de uno mismo, sino que los demás te lo reconozcan y ¡te lo digan!
Para terminar, una frase que tengas presente en el día a día.
Sin duda las que más me gustan son aquellas que definen las pequeñas alegrías del día a día:
“Qué felices seríamos si nos diéramos cuenta de lo felices que somos”.
“La felicidad es frecuente, no pasa un día en que no estemos un instante en el Paraíso”.


Oct 24, 2016 | educación, Psicología
Algunos niños ansían volver al colegio con sus compañeros a intercambiar historias y confidencias acerca del verano mientras lucen con ilusión sus nuevas mochilas y libros. Sin embargo, para otros niños la vuelta al colegio puede llegar a ser un sinónimo de pesadilla.
El inicio del curso escolar hace que en algunos niños aflore de nuevo el miedo a la escuela, un problema con el que deben lidiar algunos padres a diario.
Hablamos de fobia escolar cuando el niño o niña presenta una incapacidad total o parcial de acudir a la escuela como consecuencia de un fuerte temor ante algún aspecto de la situación escolar. Se considera uno de los trastornos psicológicos en niños y adolescentes más incapacitantes debido a su repercusión en el rendimiento académico y en las relaciones sociales.
Consideramos que un niño presenta fobia escolar cuando aparecen la totalidad o parte de los siguientes comportamientos:
- Una dificultad grave para ir al colegio que supone periodos largos de absentismo escolar.
- Una grave alteración emocional que incluye: miedo intenso, explosiones de mal humor o quejas de sentirse enfermo cuando el niño se enfrenta a la situación de tener que ir al colegio.
- El niño permanece en casa bajo el consentimiento paterno cuando debería estar en el colegio.
- Ausencia de características antisociales tales como robos, mentiras o conductas destructivas.
Es importante diferenciar la fobia escolar de los clásicos “novillos”. En el caso de los “novillos” el niño no tiene el consentimiento paterno, no manifiesta quejas físicas y permanece fuera de casa por voluntad propia.
En el caso de la fobia la posibilidad de acudir al colegio produce en el niño una angustia anticipatoria que tiene lugar por la mañana justo en el momento de ir a la escuela o la tarde de antes, con un aumento del malestar por la noche. Los síntomas principales son:
- Ansiedad intensa, pudiendo desembocar en verdaderas crisis de angustia ante la idea de ir al colegio que se manifiesta como: palidez, llanto, quejas somáticas (cefalea, abdominalgia) náuseas, vómitos y diarrea.
- Síntomas depresivos: tristeza, anhedonia, impotencia. Estos síntomas suelen presentarse con menor frecuencia.
Estos síntomas mejoran durante el día y desaparecen en vacaciones o si el niño se queda en casa.
La fobia escolar parece afectar con más frecuencia a los niños varones, si bien se encuentran algunos estudios en los que se afirma que afecta por igual a ambos sexos. Se da más frecuentemente en la adolescencia temprana, aunque puede ocurrir a cualquier edad una vez que los niños se escolarizan. Se han señalado picos a los 3-4 años, 5-6 años, 11-12 años y 13-14 años, es decir, cuando se comienza la escuela o se produce un cambio de ciclo. También es frecuente tras un cambio de escuela.
En ocasiones es difícil diferenciar la fobia escolar con la “ansiedad de separación” (ansiedad excesiva e inapropiada dada la edad del niño, relacionada con la separación de las personas a las que está afectivamente ligado). Ambos trastornos pueden darse de manera combinada en un mismo niño pero también pueden darse de forma aislada. Cabe destacar que la “ansiedad por separación” suele darse por debajo de los 12 años.
El comienzo del trastorno no siempre se manifiesta de la misma manera. Puede ser gradual, con protestas poco intensas y con alguna falta esporádica por diversos motivos (como por ejemplo quejas somáticas) siempre con el consentimiento de los padres, y desembocando en una negativa total a ir al colegio. Esto ocurre frecuentemente en adolescentes, donde el cambio de conducta puede ser lento, con dificultades de relación, tendencia al aislamiento y, en ocasiones, síntomas depresivos. Por otro lado, en los niños más pequeños el inicio suele ser más brusco, apareciendo la negativa a ir al colegio sin sintomatología previa.
La aparición del cuadro puede venir precedida por una ausencia de la escuela por una enfermedad o por vacaciones, por un cambio de colegio u otros acontecimientos estresantes.
Hay ocasiones en que el niño manifiesta un motivo específico por el que no desea acudir al colegio (miedo a un profesor o compañero, a una asignatura, a una actividad como leer, escribir en la pizarra, etc.). Otras veces, el niño no es capaz de concretar el motivo de su angustia.
De cara al tratamiento el primer objetivo será conseguir la asistencia a clase lo antes posible. Muchos de los síntomas de ansiedad y depresión desaparecen una vez que la asistencia a clase se ha hecho regular. En este punto es fundamental que los padres comprendan la génesis del problema y cómo el hecho de que el absentismo se prolongue hace que éste se mantenga. Es importante que ambos padres se muestren firmes y con la determinación de que el niño vaya a la escuela, de esta forma el niño dejará de resistirse a ir. Puede ser útil entrenar a los padres en técnicas para el manejo de la ansiedad y en modificación de conducta. Para aquellos casos en los que lo anterior no funciona, puede ser necesario el uso de ansiolíticos en las primeras fases del retorno a la escuela. Si se utilizan se debe procurar que sea durante el menor tiempo posible.
Desde Ampsico animamos a los padres a consultar a un profesional cuando detecten los primeros indicios dado el fuerte impacto que este trastorno puede tener para el rendimiento escolar del niño o adolescente así como para sus relaciones sociales.

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